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AS PELES DE IMAGEM DOS SONHOS YANOMAMI
The image skins of the Yanomami dreams
Las pieles de imagen de los
sueños Yanomami
Joana Mazza [Universidade Federal Fluminense, Brasil]*
*Joana Mazza é Mestra em Arte, Pensamento y Cultura Latino-americanos pela USACH [Chile] e doutoranda em Estudos Contemporâneos das Artes
pela UFF. E-mail: joanamazza@id.uff.br
RESUMO A obra de Claudia Andujar se destaca por trazer ao campo da arte o cruzamento entre arte, vida,
ativismo, sensibilidade, subjetividade e poder de transformação. O impacto de Andujar vai além do campo pró-
prio da arte, devido ao poder transformador que deriva de sua obra, beneficiando efetivamente os Yanomami.
Entretanto, os Yanomami compartilham uma epistemologia e ontologia específicas, de forma que para articular
a compreensão das subjetividades trabalhadas por Andujar, foi feito o cruzamento com a publicação de Davi
Kopenawa e Bruce Albert. Este artigo percorre essa costura, trabalhando as interconexões entre as obras e as
questões sociais e políticas implicadas nelas.
PALAVRAS-CHAVE Yanomami, arte latino-americana, fotografia, Amazônia
ABSTRACT Claudia Andujar’s work stands out for bringing to the field of art the interconnection between art,
life, activism, sensitivity, subjectivity, and power of transformation. Andujar’s impact is not restricted to the field
of art, it goes beyond due to the transforming power that derives from it, effectively benefiting the Yanomami.
However, the Yanomamis share a specific epistemology and ontology, so in order to articulate the understand-
ing of the subjectivities worked by Andujar, a crossover was made with the publication of Davi Kopenawa
and Bruce Albert. This article goes through this seam, working the interconnections between the works and the
social and political issues involved.
KEYWORDS Yanomami, latin american art, photography, Amazon
Joana Mazza, As peles de imagem dos sonhos Yanomami.
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RESUMEN El trabajo de Claudia Andujar se destaca por llevar al campo del arte el cruce entre el arte, la
vida, el activismo, la sensibilidad, la subjetividad y el poder de transformación. El impacto de Andujar no se limita
al campo del arte, sino que va más allá debido al poder transformador que se deriva de él, lo cual beneficia
efectivamente a los Yanomami. Sin embargo, los Yanomami comparten una epistemología y ontología específi-
cas, de modo que, para articular la comprensión de las subjetividades trabajadas por Andujar, se hizo un cruce
con la publicación de Davi Kopenawa y Bruce Albert. Este artículo comprende dicho nexo que trabaja sobre las
interconexiones entre las obras y los temas sociales y políticos involucrados en ellas.
Citação recomendada:
MAZZA, Joana. As
peles de imagem
dos sonhos Yanoma-
mi. Revista Poiésis,
Niterói, v. 22, n. 38,
p. 121-140, jul./dez.
2021. [https://doi.
org/10.22409/poie-
sis.v22i38.45531]
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Joana Mazza
Revista Poiésis, Niterói, v. 22, n. 38, p. 121-140, jul./dez. 2021 [https://doi.org/10.22409/poiesis.v22i38.45531]
PALABRAS CLAVE Yanomami, arte latinoamericano, fotografía, Amazonas
(Submetido: 24/8/2020;
Aceito: 7/1/2021;
Publicado: 7/7/2021)
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INTRODUCCIÓN
La renombrada artista y fotógra-
fa Claudia Andujar es reconoci-
da mundialmente por su trabajo
con los Yanomamis, el cual, no
se enmarca únicamente en el
campo del arte y la fotografía, si
no que su obra adquiere forma
y transcendencia aportando al
campo del arte la intersección
entre arte, vida, activismo, sen-
sibilidad, subjetividad y poder de transformación.
El impacto de su obra va más allá del poder trans-
formador del arte, beneficiando efectivamente
a los Yanomamis. Sin embargo, ellos comparten
una epistemología y ontología específicas, por lo
que para articular la comprensión de las subjetivi-
dades trabajadas por Andujar en la serie
Sueños
Yanomami
[1976], se hizo el cruce con la publi-
cación de 2015,
La Caída del Cielo: Palabras de
un Chamán Yanomami
[nuestra traducción para
el título original
A Queda do Céu: Palavras de um
xamã Yanomami
], escrita a cuatro manos por Davi
Kopenawa y Bruce Albert. Este artículo recorre de
forma transdisciplinar, trabajando en las interco-
nexiones entre las obras y las cuestiones sociales
y políticas implicadas en ellas.
Las palabras de Omama y las de los Xapiri son las que prefiero. Estas son mías de
verdad. Jamás iré a rechazarlas. El pensamiento de los blancos es otro. Su memoria
es ingeniosa, pero está entremedio de palabras esfumadas y obscuras. El camino
de su mente suele ser tortuoso y espinoso. Ellos no conocen de facto las cosas de
la selva. Solamente contemplan sin descanso las pieles de papel en que dibujan
sus propias palabras. Si no siguen su trazado, su pensamiento pierde el rumbo. Se
llenan del olvido y se vuelven muy ignorantes. Sus decires son distintos de los nues-
tros. Nuestros antepasados no tenían piel de imágenes y en ellas no escribían leyes.
Sus únicas palabras eran las que pronunciaban sus bocas y ellos no las dibujaban,
de modo que ellas jamás se distanciaban de ellos. Por eso los blancos las descono-
cen desde siempre. [KOPENAWA; ALBERT, 2015, p. 75, nuestra traducción]¹
1. INTRODUCCIÓN A
la caída del cielo
Davi Kopenawa Yanomami [Marakana, río Tooto-
tobi, 1956] es un chamán y líder Yanomami que
asumió el papel de principal portavoz de su pueblo
frente a Brasil y el mundo, en una lucha incesante
por la protección de la cultura y de los territorios
indígenas. Su experiencia personal está marcada
desde muy temprano por los efectos de los contac-
tos establecidos con el Servicio de Protección al In-
dio y las misiones evangélicas a finales de los años
50, cuando perdió la mayor parte de los miembros
de su familia. En un segundo momento pasó por
la interferencia del estado brasileño durante el
período del gobierno militar, iniciado durante el
gobierno de Emílio Garrastazu Médici [1969-1974] y
que continuó durante el gobierno de Ernesto Geisel
[1974-1979]. En ese período se desarrolló el Plan de
Joana Mazza, As peles de imagem dos sonhos Yanomami.
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Integración Nacional, en el que se incluía la ambi-
ciosa meta de construir la carretera Transamazó-
nica y sus ramificaciones como la Perimetral Norte,
cuya planificación cruzaba el territorio Yanomami.
Como consecuencia de este proceso, ocurrió una
masacre que acarreó la muerte de más de 8.000
nativos, de los cuales, a los Yanomamis se les cal-
cula aproximadamente 2.000 víctimas fatales.
Como si no fuera suficiente, en este mismo pe-
ríodo el gobierno implementó el proyecto de
levantamiento de los recursos amazónicos Pro-
yecto Radar de la Amazonia [RADAM – 1975],
responsable por el descubrimiento de importantes
yacimientos minerales en la región. La publicidad
dada al potencial minero del territorio Yanomami,
desencadenó una invasión progresiva de pirqui-
neros, que se agravó a finales de los años 1980,
y transformándose a partir de 1987, en una ver-
dadera fiebre del oro. Es así como más muertes
masivas siguieron ocurriendo debido al contagio
con las enfermedades traídas por los colonos y
trabajadores que entraron en estas áreas los años
siguientes. En la actualidad, los Yanomamis sufren
una vez más importantes pérdidas de sus miem-
bros debido a la contaminación traída por los más
de 20.000 pirquineros que entraron en sus tierras
sin autorización, pero los daños no solo se res-
tringen a la circunstancia de la pandemia mundial
relacionada a la COVID-19, sino que también a la
aceleración de la propagación de otras enferme-
dades como la Malaria.
Davi Kopenawa sobrevivió a la destrucción de su
tribu y de otras cercanas, cuyas experiencias lo lle-
varon a formar parte del movimiento de lucha por
la demarcación del territorio Yanomami, conclui-
da durante el gobierno del presidente Fernando
Collor de Mello [1990-1992]. Fueron muchos años
de lucha que también generaron recompensas.
Para los Yanomamis, él logró demarcar un terri-
torio más grande que Portugal y recibió el Premio
Global 500 de la ONU para el medio ambiente. No
obstante, la batalla de Kopenawa sigue activa, no
solo porque las invasiones y ocupaciones ilegales
siguen en este territorio, sino también porque cree
que estamos inevitablemente caminando hacia la
destrucción del planeta.
Su trayectoria para convertirse en chamán co-
menzó en Watoriki, donde se estableció después
de un largo camino, el cual incluye la experiencia
en una misión evangélica y la de trabajar como
intérprete para la Fundação Nacional do Índio [FU-
NAI]. Aquí fue guiado por el “gran hombre” [patata
thë] un renombrado chamán y su suegro, lo que le
permitió desarrollar su vocación chamánica y una
compleja reflexión cosmológica.
Revista Poiésis, Niterói, v. 22, n. 38, p. 121-140, jul./dez. 2021 [https://doi.org/10.22409/poiesis.v22i38.45531]
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La caída del cielo: Palabras de un chamán Yanoma-
mi
es el resultado de más de 30 años de conversa-
ciones entre el etnólogo francés Bruce Albert y Davi
Kopenawa, este contiene la misión de pasar a la “piel
de papel” las palabras de los habitantes de la selva.
Durante este proceso Kopenawa coprodujo este
discurso, que va más allá de la denuncia, de la lamen-
tación y que resulta en una exposición de la filosofía
de los fundamentos de un mundo indígena, en sus
aspectos ontológicos, cosmológicos y antropológicos.
A Albert le quedó la tarea de transcribir y publicar lo
que se transformó en la primera edición en francés en
2010, para posteriormente ser publicada la edición en
portugués de 2015, en la cual se basa esta revisión y
traducción realizada para este artículo.
2. LA ANTIANTROPOLOGÍA SEGÚN
VIVEROS DE CASTRO
La edición en portugués cuenta con el prólogo de
Eduardo Viveiros de Castro, en cuyas palabras
refuerza la necesidad de preservar las reservas
indígenas y selvas del país considerando el mo-
mento político y social de Brasil
2
: “Tal vez es hora de
concluir que vivimos el fin de
una
historia, aquella
del Occidente, la historia de un mundo dividido e im-
perialmente apropiado por las potencias europeas,
sus antiguas colonias americanas y sus émulos
asiáticos contemporáneos” [2015, p. 17, nuestra
traducción]
3
.
Según Castro, este libro presenta la inminencia
de la destrucción del mundo causada por la civili-
zación que se autoproclama la “delicia del género
humano”, la que supone superioridad frente a la
superstición retrógrada” y el “animismo primitivo”,
pero a su vez, jura fidelidad a la santísima trinidad
del Estado, del Mercado y de la Ciencia [p. 24].
Castro reconoce el papel de Albert para entender
la situación neocolonial e
hípercapitalista
que
enfrentan las minorías étnicas en Brasil [2015, p.
33]. Como ejemplo, presenta una conversación que
sucedió el día del indio de 1989 entre el general Bay-
ma Denys [ministro jefe de la Casa Militar durante
el gobierno Sarney] y Davi Kopenawa: “¿El pueblo
de ustedes quisiera recibir información sobre cómo
cultivar la tierra?” A lo que el valiente xamã contes-
ta: “¡No! Lo que deseo obtener es la demarcación
de nuestro territorio” [KOPENAWA; ALBERT, 2015 p.
35 nuestra traducción].
4
Kopenawa sabe que el lenguaje que conocen los
blancos no es el de la tierra, sino el del territorio y
sus burocráticas delimitaciones. Por lo tanto, es
necesario garantizar el territorio para poder culti-
var la tierra. Desde esta perspectiva, “
La Caída del
Cielo
” sería, en realidad, una especie de perfor-
mance cosmopolítica o cósmico-diplomática, que
Joana Mazza, As peles de imagem dos sonhos Yanomami.
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reúne no sólo las palabras de Kopenawa y Albert,
sino que también de patata
thë
, así como de
Oma-
ma
y de los grandes chamanes ancestrales
através de los
xapiri
.
[…] Para nosotros, la política es otra cosa. Son las palabras de Omama y de los
xapiri que nos dejó. Son las palabras que escuchamos en el tiempo de los sueños
y que preferimos, pues son nuestras mismas. Los blancos no sueñan lejos como no-
sotros. Duermen mucho, pero sólo sueñan consigo mismos [KOPENAWA; ALBERT,
2015, p. 37, nuestra traducción].
5
Castro concluye que los blancos sueñan con lo
que no tiene sentido:
en vez de soñar con el otro,
soñamos con el oro
. También analiza la
Traum-
deutung
desde el punto de vista que tiene Kope-
nawa sobre los blancos, donde reconoce la aso-
ciación de una proyección narcisista del Ego sobre
el mundo, lo que, a su vez según los modernos,
entre ellos Freud, era reconocido como la carac-
terística antropológica de los pueblos “animitas”
[KOPENAWA; ALBERT, 2015, p. 38].
3. LECTURAS EN LA PIEL
Davi nos cuenta que antes del contacto con los
blancos, los nombres no eran dados por los padres,
sino por los familiares, como tíos, tías o abuelos.
Tenían el sentido de apodos y eran considerados
un insulto cuando eran pronunciados ante la propia
persona. Los Yanomamis aceptan tener esos nom-
bres, pero siempre y cuando estas palabras se que-
den siempre a distancia
6
. En cuanto a la estructura
familiar, mientras que los hijos son pequeños se les
llama “
õse!
” [hijo/hija], y los padres y madres son
llamados “
napa!
” [madre], solo
cuando los hijos crecen pasan a
llamar al padre de “
hwapa!
” [pa-
dre] [KOPENAWA, 2015, p. 70].
Fue con la llegada de los blan-
cos que se impuso la necesidad de nombrar a
cada individuo
7
, durante su estadía en las misiones
evangélicas le dieron el nombre de Davi. Intentaron
darle otros nombres y apellidos que no lograron
establecerse, hasta que cuando adulto conquistó
el apellido Kopenawa a través de los
xapiri
, el cual
está relacionado a su determinación de hacerse oír
por el mundo.
El proceso de aprendizaje se da a través del con-
tacto con los
xapiri
, siendo ellos los encargados de
hacer la comunicación entre el chamán,
Omama
y
los grandes chamanes ancestrales. Los
xapiri
son
espíritus
8
creados por
Omama
, estos acompañan
a los chamanes desde niños, como fue el caso de
Kopenawa. Primero se aparecen en sueños y luego
también a través del
yãkoana
, que los lleva en ima-
gen para el tiempo onírico.
Omama
es el gran creado
9
, según la cosmovisión
Yanomami. Antes de la llegada de
Omama
, la
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tierra ya existía y era habitada por los hombres. Sin
embargo, estos no dejaban de transformarse, se
convertían en animales y presas, así como la tierra
estaba en constante mutación. Hasta que un día el
cielo cayó sobre ellos y
Omama
tuvo que crear una
nueva selva y toda la biosfera. Sin embargo,
Oma-
ma
tiene un hermano que lo contrapone llamado
Yoasi
, este es el responsable por traer las enferme-
dades y la muerte. Los Yanomamis se consideran
hijos de
Omama
y eventualmente llaman a los blan-
cos de
Yoasi thëri
, que significa gente de
Yoasi
.
En el libro, Kopenawa relata una serie de sueños,
pues es a través de los sueños que se da su cono-
cimiento. Por lo tanto, es a través de estos relatos
que trata de traspasar estos conocimientos, ya
sean sobre los espíritus que habitan la selva, la
relación con la presa, el proceso para convertirse
en un chamán, etc.
La Caída del Cielo
confronta el deseo por la acumu-
lación de ganancias del hombre blanco y civilizado
frente a la generosidad de los que viven en la selva,
así cuestiona primero los valores que componen las
relaciones sociales y después los daños en el pla-
neta que esta codicia desenfrenada está causan-
do [KOPENAWA; ALBERT, 2015]. El relato es claro,
después de haber terminado con las demás selvas,
después de vaciar las tierras y acumulado bienes
apilados y guardados con llaves, ahora quieren
hacer lo mismo en el territorio Yanomami. Pero el
problema mayor es que esa codicia va a terminar
por hacer que el cielo se derrumbe y todos morirán.
El libro es una alerta antes de que se termine
arrancando hasta las raíces del cielo. Para sostener
el cielo, hay que escuchar a los
xapiri
. Los anti-
guos blancos, que venían de Europa, en el pasado
también escuchaban a los
xapiri
, sabían hacerlos
bailar y se convertían en cha-
manes, pero cuando empezaron
a construir las ciudades, estos
conocimientos se perdieron, que-
daron olvidados en los libros y,
sobre todo, fue un conocimiento
combatido por los
Teosi
– como
Kopenawa describe a los misio-
neros católicos y evangélicos.
La selva está viva. Solo va a morir si los blancos insistiesen en destruirla. Si lo
logran, los ríos van a desaparecer bajo la tierra, el suelo se va a deshacer, los
árboles se marchitarán y las piedras se agrietarán en el calor. La tierra reseca
quedará vacía y silenciosa. Los espíritus xapiri, que descienden de las montañas
para jugar en los espejos de la selva, huirán muy lejos. Sus padres, los chamanes,
ya no podrán llamarlos y hacerlos bailar para protegernos. No serán capaces de
espantar los humos de epidemia que nos devoran. No podrán más contener los
seres maléficos, que transformarán la selva en un caos. Entonces moriremos, uno
detrás del otro, tanto los blancos como nosotros. Todos los chamanes van a aca-
bar muriendo. Cuando no exista más ninguno de ellos para sostener el cielo, este
va a derrumbarse. [KOPENAWA; ALBERT, 2015, p. 6, nuestra traducción].
10
Joana Mazza, As peles de imagem dos sonhos Yanomami.
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4. OPINIÓN
Estamos ante un libro denso, cargado de rabia,
pero también con la determinación de hacerse oír
como un último recurso de sobrevivencia. Está claro
que las preocupaciones que se presentan no se
refieren solo a los Yanomamis y los pueblos ama-
zónicos, sino que reconoce con gran claridad los
rumbos que el planeta está tomando y la responsa-
bilidad que la humanidad tiene en el camino hacia
su destrucción.
La complejidad de la cultura Yanomami intenta ser
develada entre estas casi 700 páginas, en cuya
narración se traspasa cualquier noción lineal del
tiempo. Sin embargo, existe un claro cuidado en
presentar las múltiples capas de esta cosmovisión
y su comparación frente al otro – o a nosotros – los
civilizados occidentales.
No es posible pensar en ecología sin considerar
la avaricia, el deseo de acumulación de bienes y
principalmente el descuidado con relación al otro.
El cuidado con el medio ambiente comienza en
la relación con sus más cercanos, pero también
depende de aprender a escuchar los espíritus y la
naturaleza misma.
Los chamanes, los hechiceros y los
xapiri
saltan
hacia fuera de estas páginas con una potencia
enorme, tal vez por efecto del tono de grito que
tiene el relato, aquí ellos parecen ganar vida con las
palabras de Kopenawa y Albert, es como si quisie-
ran liberarse de las palabras que los sujetan en las
pieles de papel para aferrarse en la memoria de
quien los lee.
5. INTRODUCCIÓN A CLAUDIA ANDUJAR
Claudia Andujar [nacida Claudine Haas; Neuchâtel,
Suiza, 12 de junio de 1931] comenzó a fotografiar
en busca de establecer una relación con el pueblo
brasileño, país al que había emigrado tras perder
parte de su familia en la Segunda Guerra Mundial.
Antes había vivido en Nueva York, donde inició de
forma autodidacta su carrera en la pintura. La fo-
tografía fue entonces el instrumento utilizado para
trabajar la relación con el otro y con ella misma,
consecuencia del proceso de búsqueda por la
identidad perdida y fragmentada de la historia de
esta autora. Pintora al inicio de su carrera, ella pasó
de la abstracción en sus pinturas hacia la fotografía
documental, y pasó a trabajar para revistas como
Life, Look y Realidade
. Fue través de
Realidade
que
comenzó a fotografiar a los Yanomamis en 1971.
Este encuentro fue mucho más allá de una relación
de trabajo y se convirtió en un proyecto de vida. A
principios de los años 70, logró permanecer en la
aldea por cuenta de una beca de la Fundación John
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Simon Guggenheim y otra posterior de la Fapesp.
Entre idas y vueltas fueron cerca de 30 años de foto-
grafía en el territorio Yanomami. El eje conductor de
su obra desde el principio era tratar de presentarlos
como ellos se veían, así como retrató la dura reali-
dad que asoló este territorio a partir de la introduc-
ción de empresas de construcción y minería en un
plan desastroso del gobierno Médici.
A través de los Yanomami, reconoció su propia vul-
nerabilidad, intentó comprender una nueva visión
de mundo, aprendió a luchar, así como luchó junto
con ellos por la demarcación del territorio ocurrida
finalmente en 1992, pero que se encuentra nueva-
mente en peligro con las acciones del gobierno Bol-
sonaro. La relación establecida
es tan profunda que ellos la iden-
tifican por la palabra “
napa!
”,
la cual corresponde a nuestra
comprensión del término “ma-
dre” y no como “napë” – extranje-
ro, palabra que viene del mismo
origen que la palabra enemigo.
Es importante resaltar que para
los Yanomamis no existe identificación personal
como en la cultura occidental eurocéntrica.
En 30 años que fotografió a los Yanomamis en su
territorio, Claudia logró construir distintas formas de
representación, así como una extensa colección fo-
tográfica. Gran parte de esta colección permanece
inédita, incluso después de innumerables revisio-
nes y publicaciones. Este período es complementa-
do por el período de producción de la serie
Sueños
Yanomami
y el reciente retorno al territorio. En 2021
se completarán 50 años del inicio de este recorrido.
La búsqueda por traer a su obra los elementos
simbólicos de los Yanomamis inició efectivamente
junto con el inicio de su trabajo junto a ellos, como
por ejemplo, las imágenes donde utiliza la película
infrarroja, y la consiguiente alteración de la per-
cepción de la luz en estos casos, como presenta
Rogério Duarte en un artículo para la revista Stu-
dium 12 de 2002:
La obra de Andújar está inserta dentro del campo
del arte, pero también rompe fronteras como el de
la fotografía, el de la antropología y el de la lucha
política. En todo su trabajo con los Yanomamis,
parece dialogar con ellos para crear las imágenes
en conjunto que, sumados a su dedicación, sensi-
Los espíritus auxiliares de los chamanes Yanomami, llamados
xapiri
pë o hekurapë,
aparecen primero a quienes los invoca en forma de luces brillantes. A poco revelan
sus cuerpos minúsculos y resplandecientes, adornados con plumas blancas en la
cabeza y abrazaderas de plumas de loros y papagayos. En ese universo, la luz
asume una densidad simbólica que sumada a la especificidad del lenguaje fotográ-
fico – luz y sombra – permite la expresión de un pensamiento interior. De esa forma,
Claudia no fotografía “la luz”, sino la cultura, o incluso, los espíritus Yanomami. En
su trabajo, es principalmente el diálogo entre la luz “material” y la luz “simbólica” lo
que produce el resultado fotográfico [DUARTE, 2012, nuestra traducción].
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Joana Mazza, As peles de imagem dos sonhos Yanomami.
130
bilidad y la libertad intrínseca del campo del arte,
resultan en una combinación única, capaz de acer-
carse a la cosmovisión Yanomami.
Es posible hacer un paralelo entre el cuerpo de
trabajo de Andujar y lo que Viveiros de Castro
denomina
perspectivismo
. La obra de Andujar se
construye a partir de la “vivencia junto con” y “pen-
sada junto con”. Estas caminan a
través de las huellas dejadas por
la lógica Yanomami y su cosmo-
visión. De alguna manera, así
como en el libro de Kopenawa y
Albert, estamos ante obras re-
sultantes de múltiples puntos de
vista, libres de un tiempo lineal y
abiertas las palabras de
Omama
y de los
xapiri
.
La perspectiva es menos algo que se tiene, que se posee, y mucho más algo que
tiene al sujeto, que lo posee y lo porta [en el sentido de tenir del francés], esto
es, que lo constituye como sujeto. “El punto de vista crea el sujeto” – ésta es una
proposición perspectivista por excelencia, la que distingue el perspectivismo del
relativismo o del construccionismo occidentales, que afirman, por el contrario, que
el punto de vista crea el objeto”. [CASTRO, 2013, p. 82].
La imagen
Derrumbe del cielo / El fin del mundo
de la serie
Sueños Yanomami
sugiere una fiesta
reahu
. Este es un importante ritual Yanomami
que tiene la función de estimular los encuentros
y los espacios de diálogo entre las tribus amigas.
Sin embargo, la reunión puede convertirse en un
espacio de enfrentamientos. Es en esta ocasión
donde suceden el wayamuu y luego el yãimuu, que
van del anochecer al amanecer. Durante el waya-
muu los jóvenes tienen la posibilidad de exponer
sus puntos de vista y durante el yãimuu, lo hacen
los ancianos y chamanes.
Es posible percibir el libro
La
caída del Cielo
como un ejercicio
de hacerse entender en el
reahu
.
Allí Kopenawa, con el apoyo
de Albert, señaliza sus preo-
cupaciones respecto a cómo
cree que la sociedad occidental
está a punto de destruir el planeta sin chance de
retorno, es decir, sin chance de reconstrucción,
lo que alcanza a todos, incluso a los Yanomamis.
Es probable creer que Andujar comparte este
Fue Titiri, el espíritu de la noche, que en el primer tiempo enseñó el uso del wa-
yamuu y del yãimuu. Hizo esto para que pudiéramos hacer entender unos a los
otros nuestros pensamientos, evitando así que peleáramos sin medida. Pero antes
de eso, Titiri, furioso, devoró a Xumbari, el ser de la alborada, para que él dejara
de volver sin parar desde el origen del cielo, caminando delante de su sendero
de luz. Desde entonces, el fantasma de Xumbari sólo puede interrumpir la oscuri-
dad una sola vez, en el momento del día. Entonces, Titiri dijo a nuestros ancestros:
“¡Que esa palabra de la noche quede en el fondo de su pensamiento! Gracias a
ella, ustedes serán realmente escuchados por aquellos que vengan a visitarlos”.
[KOPENAWA; ALBERT, 2015, p. 378, nuestra traducción]
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pensamiento, especialmente si consideramos la
destrucción que la segunda guerra mundial y el
Nazismo infligieron sobre su familia, por lo tanto,
la vivencia con los Yanonamis ya representa un
ejercicio de reconstrucción para ella de los lazos
con el planeta y con los humanos. Esta reflexión
trae la perspectiva de que el derrumbe del cielo
en la obra de Andujar va más allá del espectro
Yanomami, pero alcanza la acción de la humani-
dad como un todo.
Pero los blancos son gente diferente de nosotros. Deben encontrarse muy inteligentes porque
saben fabricar multitudes de cosas sin parar. Se cansaron de andar y, para ir más rápido,
inventaron la bicicleta. Después creyeron que aún era demasiado lento. Entonces inventaron
las motos y luego los autos. En ese momento encontraron que aún no estaba lo suficientemen-
te rápido e inventaron el avión. Ahora tienen muchas y muchas máquinas y fábricas. Pero ni
eso es suficiente para ellos. Su pensamiento está concentrado en sus objetos todo el tiempo.
No dejan de fabricar y siempre quieren cosas nuevas. Y así, no deben ser tan inteligentes
como piensan que son. Temo que su excitación por la mercancía no tenga fin y ellos acaben
enredados en ella hasta el caos. Ya comenzaron hace tiempo a matarse unos a otros por
dinero, en sus ciudades, y a pelear por minerales o petróleo que arrancan del suelo. También
no parecen preocupados por matarnos a todos con sus humos de epidemia que salen de
todo eso. No piensan que así están estropeando la tierra y el cielo y que nunca van a poder
recrear otros [KOPENAWA; ALBERT, 2015, p. 418, nuestra traducción].
13
Según la tradición Yanomami, el proceso de aprendi-
zaje se da durante los sueños y a través del efecto
onírico del
yãkoana
. Este último es una especie de
polvo que se inserta en las narices con la ayuda de
otro chaman más viejo, y para eso utilizan un largo
tubo de madera. Este proceso se hace durante un
ceremonial chamán, y, después de tener contacto
con el
yãkoana
el chamán entra en
éxtasis
, por un
lado, llevado a un estado onírico, por otro lado, el
cuerpo queda como si estuviera desmayado. A este
estado se refiere Kopenawa cuando dice que está
como un fantasma. La conciencia se separa del
cuerpo y le aparecen
Omama
y los
xapiri
. Este ritual
es practicado cada vez que quieren hacer alguna
consulta, o simplemente alimentar a los
xapiri
y
activar la protección espiritual del chamán.
Joana Mazza, As peles de imagem dos sonhos Yanomami.
132
Fig. 1 – Claudia Andujar.
Derrumbe del Cielo / El fin del mundo
, de la serie
Sueños Yanomami
, 1976. Fuente: Cortesia Galeria Vermelho
Revista Poiésis, Niterói, v. 22, n. 38, p. 121-140, jul./dez. 2021 [https://doi.org/10.22409/poiesis.v22i38.45531]
133
Fig. 2 – Claudia Andujar,
Éxtasis
, de la serie
Sueños Yanomami
, 1974. Fuente: Cortesia Galeria Vermelho
134
Kopenawa describe el efecto del
yãkoana
como el
sueño de los espíritus, llevando a la imagen del cha-
mán para conocer las cosas del tiempo de los an-
tepasados, y las verdaderas imágenes del trueno,
del cielo, de la luna, del sol y de la lluvia, así como la
oscuridad y la luz. En este viaje espiritual, el cha-
mán va hasta la casa de los espíritus, cada chaman
tiene su casa donde sus
xapiri
cuelgan sus redes.
Cuanto más fuerte y experimentado es el chamán,
más alta es la casa, pudiendo quedarse por encima
del cielo, junto con los chamanes ancestrales.
En la imagen
Éxtasis
– de la serie
Sueños Yanoma-
mi
de Andujar, vemos el cuidado en traer los tan-
tos planos de estos viajes espirituales frente a un
cuerpo en
éxtasis
, iluminado por la luz que emana
de
Omama
o de los
xapiri
, conduciéndo-
lo hasta el cielo.
Según Kopenawa, lo
único que mueve a
los Yanomamis a la
guerra es la muer-
te de los suyos. Ya
sea por una flecha
de tribus enemi-
gas o por efecto de
brujería. Los
xapiri
son llamados para
darles protección
y acompañar a los guerreros. Así, cuando el
guerrero está listo para el enfrentamiento está
acompañado por las luces de esos espíritus y la
imagen de
Omama
.
Es durante las fiestas
reahu
que los Yanomamis
se despiden de sus muertos. Para la ceremonia,
los huesos son separados de las carnes putrefac-
tas, molidos y guardados en calabazas, dichas
cenizas son parte de bebidas durante la cere-
monia y también se reparten a los invitados del
reahu
para que las entierren en sus tribus. A los
muertos se les olvida después de la despedida,
salvo en los casos de los chamanes, que seguirán
evocados por otros chamanes.
Cuando un joven chamán todavía no conoce la imagen de Omama, los chamanes más viejos de
su casa, abren su camino hasta él y le hacen descender por la primera vez. Así que él va llegando,
queda deslumbrado por su belleza y su pensamiento luego se abre. Entonces piensa, admirado:
“¡Haixopë! ¡Es la misma Omama, de quien yo solo sabía su nombre! ¡Como es bella, con sus
voluminosos cabellos negros realzados con una tira de cola de mono cuxiú-negro y adornados
con plumajes de un blanco resplandeciente! ¡Como su piel cubierta de pinturas de urucum brilla
en la luz! ¡Como son espléndidos los pechos azules del pájaro hëima en los lóbulos de sus orejas
y la cola de la arara roja aprisionada a sus adornos! ¡Somos bien feos comparados con él, y
como nuestro cuerpo parece grisáceo!” […] Fue lo que aconteció cuando mi suegro me hizo beber
yãkoana por la primera vez. Quedé pronto en estado fantasma. Había tomado tanto polvo que ya
estaba a punto de volverme otro. Había muerto bajo el efecto del soplo de los xapiri que los cha-
manes más viejos me habían dado con su polvo de yakoãna. Fue en ese momento que la imagen
de Omama se reveló hacia mí. Entonces, luego yo mismo me torné espíritu, como su hijo, antigua-
mente. Así es. Si no nos volvemos otro con polvo de yakoãna, solo podemos vivir en la ignorancia.
[KOPENAWA, ALBERT, 2015, p. 510, nuestra traducción]
14
Revista Poiésis, Niterói, v. 22, n. 38, p. 121-140, jul./dez. 2021 [https://doi.org/10.22409/poiesis.v22i38.45531]
135
Fig. 3 – Claudia Andujar,
Guerrero de Tootobi
– de la serie
Sueños Yanomami
, 1976. Fuente: Cortesia Galeria Vermelho.
136
En
Guerrero de Tootobi
podemos reconocer el
movimiento ágil y luminoso de los
xapiri
en el
entorno del guerrero, cuidadosamente preparado
para la guerra. Por detrás de la figura humana
está la presencia de una intensa luz, esta podría
ser una referencia a
Omama
y, detrás de esta
luz, vemos a siluetas de Yanomamis en algún
ritual. Dicha imagen podría ser una referencia a
los muertos que deben vengarse o quizá son los
chamanes ancestrales, que al igual que los
xapiri
,
están protegiendo al guerrero.
CONCLUSIÓN
La obra de Claudia Andujar es una de las más
importantes de la producción artística contempo-
ránea latinoamericana. La artista aporta al campo
del arte con el entrecruzamiento de la fotografía
documental, la lucha por los yanomamis, la inves-
tigación antropológica y el compromiso de integrar
la vida, el activismo, la sensibilidad, la subjetividad y
el poder de transformación. También es importante
señalar que el impacto de Andujar no se limita al
campo del arte, sino que va más
allá debido al poder transforma-
dor que se deriva de él, el cual
contribuye eficazmente a favor
de los Yanomamis.
Para comprender mejor esta
obra, es necesario acercarse a la epistemología y
ontología Yanonami, que solo fue posible de ma-
nera más amplia mediante la publicación de Davi
Kopenawa y Bruce Albert. Este artículo se centra en
relacionar las dos obras [o cuerpo de las obras], de
manera que ambas se complementen para ayudar
a recorrer las subjetividades que se derivan de ellas.
Este cruce tiene por objeto evitar lo que Stengers
[2012] presentó como la trampa de leer otra cultura
bajo el sesgo de la categorización y, por lo tanto,
realizar un proceso intrínsecamente jerárquico.
El párrafo anterior busca recorrer los mapas entre-
gados por la artista y los autores citados, para que
pueda entenderse como una especie de lectura
acompañada del mapa al estilo de los antiguos pi-
ratas, pero en lugar de encontrar oro – aunque hay
oro en la zona de los Yanomami y ese es el principal
responsable de los problemas que enfrentan – el
tesoro aquí es el propio hombre y su cultura ances-
tral, cuyas subjetividades nos llegan a través de la
sensibilidad de Andujar.
Los blancos esconden el cuerpo de sus muertos bajo la tierra, en lugares que lla-
man cementerio. Los vi con mis propios ojos. Ya nuestros mayores, desde el primer
tiempo, enterraban o bebían las cenizas de los huesos de nuestros muertos. Los
blancos no hacen guerra por sus cementerios. Nosotros, al contrario, sólo gue-
rreamos por el valor de las calabazas de cenizas de nuestros difuntos muertos por
enemigos. [KOPENAWA; ALBERT, 2015, p. 443, nuestra traducción]
15
Revista Poiésis, Niterói, v. 22, n. 38, p. 121-140, jul./dez. 2021 [https://doi.org/10.22409/poiesis.v22i38.45531]
137
En estas líneas no se pretende dar cuenta de la
magnitud de los trabajos de Andujar, Kopenawa
y Albert. Sin embargo, es un ejercicio cuidadoso
que pretende articular cruces y conexiones entre
las obras para enriquecer la lectura y estimular la
aproximación a los Yanomamis. La atención a los
pueblos de los bosques es especialmente urgente
ante el desastre relacionado con la asociación
entre las políticas destructivas del actual gobierno,
la invasión masiva de mineros que no solo están
contaminando el ecosistema, sino que también
están propagando innumerables enfermedades
entre los nativos, especialmente la malaria y la
actual pandemia COVID-19. Esto significa que los
Yanomami están en grave riesgo y junto con ellos
el bosque amazónico, del cual son importantes
guardianes. No sería exagerado decir que el riesgo
nos afecta a todos, porque el Amazonas no sólo es
el pulmón del planeta, como es el mayor difusor de
agua en todo el continente a través de los verda-
deros ríos suspendidos en las nubes que fluyen a
través de gran parte de América Latina, sin embar-
go, es principalmente el corazón de la esperanza
de un futuro reconectado con nuestro planeta.
NOTAS
1
En el original: As palavras de Omama e as do Xapiri são as
que prefiro. Essas são minhas de verdade. Nunca irei rejeitá-las.
O pensamento dos brancos é outro. Sua memória é engenhosa,
mas está enredada em palavras esfumaçadas e obscuras. O
caminho de sua mente costuma ser tortuoso e espinhoso. Eles
não conhecem de fato as coisas da floresta. Só contemplam sem
descanso as peles de papel em que desenharam suas próprias
palavras. Se não seguirem seu traçado, seu pensamento perde
o rumo. Enche-se de esquecimento e eles ficam muito ignorantes.
Seus dizeres são diferentes dos nossos. Nossos antepassados
não possuíam peles de imagens e nelas não escreveram leis.
Suas únicas palavras eram as que pronunciavam suas bocas e
eles não as desenhavam, de modo que elas jamais se distan-
ciavam deles. Por isso que os brancos as desconhecem desde
sempre
[KOPENAWA; ALBERT, 2015, p. 75].
2 La situación política de Brasil con respecto a los pueblos
indígenas solo ha empeorado. Recientemente el gobierno
Bolsonaro editó una nueva medida provisional que devuelve al
Ministerio de Agricultura la responsabilidad de la demarcación
de las tierras indígenas. Antes estaba bajo la responsabilidad del
Ministerio de Justicia a través de la FUNAI.
3 Talvez seja mesmo chegada a hora de concluir que vivemos
o fim de uma história, aquela do Ocidente, a história de um
mundo partilhado e imperialmente apropriado pelas potências
europeias, suas antigas colônias americanas e seus êmulos asiá-
ticos contemporâneos [CASTRO, 2015, p.17].
4 En el original:
O povo de vocês gostaria de receber infor-
mações sobre como cultivar a terra? Ao que o impávido xamã
Joana Mazza, As peles de imagem dos sonhos Yanomami.
138
replica: Não. O que eu desejo obter é a demarcação de nosso
território
[KOPENAWA; ALBERT, 2015, p. 35].
5 En el original: [...]
Para nós, a política é outra coisa. São as
palavras de Omama e dos xapiri que ele nos deixou. São as
palavras que escutamos no tempo dos sonhos e que preferimos,
pois são nossas mesmo. Os brancos não sonham longe como
nós. Dormem muito, mas só sonham consigo mesmos
[DA-
NOWSKI apud KOPENAWA; ALBERT, 2015, p. 37].
6 La relación de los Yanomamis con las palabras es muy par-
ticular. Hay palabras que deben estar siempre cerca, presentes
en los sueños y en las conversaciones, mientras que otras pueden
existir, pero lejos de uno mismo.
7 La relación entre la individualidad y lo colectivo es comple-
tamente distinta de la tradición occidental/civilización, incluso
la aldea es comprendida básicamente en una única gran casa
circular, compartida por todos los miembros.
8 La palabra “espíritu” se utiliza para facilitar la comprensión en
una cultura judaico-cristiana, pero no es exacta a la significación
Yanomami.
9 Sería comparable al Dios cristiano con respecto al poder
de creación, sin embargo, a diferencia de la versión católica,
Omama
no es el responsable exactamente por la creación del
mundo, sino por la reorganización-organización y cuidado.
10 En el original:
A floresta está viva. Só vai morrer se os
brancos insistirem em destrui-la. Se conseguirem, os rios vão de-
saparecer debaixo da terra, o chão vai se desfazer, as árvores
vão murchar e as pedras vão rachar no calor. A terra ressecada
ficará vazia e silenciosa. Os espíritos xapiri, que descem das
montanhas para brincar na floresta em seus espelhos, fugirão
para muito longe. Seus pais, os xamãs, não poderão mais cha-
má-los e fazê-los dançar para nos proteger. Não serão capazes
de espantar as fumaças de epidemia que nos devoram. Não
conseguirão mais conter os seres maléficos, que transformarão
a floresta num caos. Então morreremos, um atrás do outro, tanto
os brancos quanto nós. Todos os xamãs vão acabar morrendo.
Quando não houver mais nenhum deles para sustentar o céu, ele
vai desabar
[KOPENAWA; ALBERT, 2015, p. 6].
11 En el original:
Os espíritos auxiliares dos xamãs Yanomami,
chamados xapiripë ou hekurapë, aparecem primeiramente a
quem os invoca na forma de luzes cintilantes. Aos poucos reve-
lam seus corpos minúsculos e brilhantes, enfeitados com plumas
brancas na cabeça e braçadeiras de penas de arara e papa-
gaio. Nesse universo, a luz assume uma densidade simbólica
que somada à especificidade da linguagem fotográfica – luz e
sombra – permite a expressão de um pensamento interior. Dessa
forma, Claudia não fotografa “a luz”, mas a cultura, ou ainda, os
espíritos Yanomami. Em seu trabalho, é principalmente o diálogo
entre a luz “material” e a luz “simbólica” que produz o resultado
fotográfico
[Duarte, 2002].
12 En el original:
Foi Titiri, o espírito da noite, que no primeiro
tempo ensinou o uso do wayamuu e do yãimuu. Fez isso para
que pudéssemos fazer entender uns aos outros nossos pensa-
mentos, evitando assim que brigássemos sem medida. Porém,
antes disso, Titiri, furioso, devorou Xõemari, o ser da alvorada,
para que ele parasse de voltar sem parar desde a jusante do
céu, caminhando à frente de sua trilha de luz. Desde então, o
fantasma de Xõemari só pode interromper a escuridão uma única
vez, no raiar do dia. Então, Titiri disse a nossos ancestrais: “Que
essa fala da noite fique no fundo do seu pensamento! Gracas
a ela, vocês serão realmente ouvidos por aqueles que vierem
visitá-los
” [KOPENAWA; ALBERT, 2015, p. 378].
13 En el original:
Mas os brancos são gente diferente de nós.
Devem se achar muito espertos porque sabem fabricar multi-
dões de coisas sem parar. Cansaram de andar e, para ir mais
Revista Poiésis, Niterói, v. 22, n. 38, p. 121-140, jul./dez. 2021 [https://doi.org/10.22409/poiesis.v22i38.45531]
139
depressa, inventaram a bicicleta. Depois acharam que ainda era
lento demais. Então inventaram as motos e depois os carros. Aí
acharam que ainda não estava rápido o bastante e inventaram
o avião. Agora eles têm muitas e muitas máquinas e fábricas.
Mas nem isso é o bastante para eles. Seu pensamento está
concentrado em seus objetos o tempo todo. Não param de
fabricar e sempre querem coisas novas. E assim, não devem ser
tão inteligentes quanto pensam que são. Temo que sua excitação
pela mercadoria não tenha fim e eles acabem enredados nela
até o caos. Já começaram há tempos a matar uns aos outros por
dinheiro, em suas cidades, e a brigar por minérios ou petróleo
que arrancam do chão. Também não parecem preocupados
por nos matar a todos com suas fumaças de epidemia que saem
de tudo isso. Não pensam que assim estão estragando a terra
e o céu e que nunca vão poder recriar outros
[KOPENAWA;
ALBERT, 2015, p. 418].
14 En el original:
Quando um jovem xamã ainda não conhece
a imagem de Omama, os xamãs mais velhos de sua casa abrem
seu caminho até ele e a fazem descer pela primeira vez. Assim
que ele a vê chegando, fica deslumbrado por sua beleza e seu
pensamento logo se abre. Então pensa, admirado: “Haixopë!
É mesmo Omama, de quem eu só sabia o nome! Como é belo,
com seus fartos cabelos negros realçados com uma faixa de
rabo de macaco cuxiú-negro e enfeitados de penugem de um
branco resplandecente! Como sua pele coberta de pinturas de
urucum brilha na luz! Como são esplendidos os peitos azuis de
pássaro hëima si nos lóbulos de suas orelhas e as caudais de
arara vermelha presas a suas braçadeiras! Somos bem feios
comparados a ele, e como nosso corpo parece cinzento!” […]
Foi o que aconteceu quando meu sogro me fez beber yãkoana
pela primeira vez. Fiquei logo em estado fantasma. Tinha tomado
tanto pó que já estava a ponto de virar outro. Tinha morrido sob
o efeito do sopro dos xapiri que os xamãs mais velhos tinham
me dado com seu pó de yakoãna. Foi nesse momento que a
imagem de Omama se revelou a mim. Então, logo eu mesmo
me tornei espírito, como seu filho, antigamente. Assim é. Se não
viramos outro com o pó de yakoãna, só podemos viver na igno-
rância
[KOPENAWA; ALBERT, 2015, p. 510].
15 En el original:
Os brancos escondem o corpo de seus
mortos debaixo da terra, em lugares que chamam de cemitério.
Eu os vi com meus próprios olhos. Já nossos maiores, desde o
primeiro tempo, enterravam ou bebiam as cinzas dos ossos de
nossos mortos. Os brancos não fazem guerra por seus cemitérios.
Nós, ao contrário, só guerreamos pelo valor das cabaças de
cinzas de nossos defuntos mortos por inimigos
[KOPENAWA;
ALBERT, 2015, p. 443].
Joana Mazza, As peles de imagem dos sonhos Yanomami.
140
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Disponível em: https://www.dicionariotupiguarani.com.br/yanoma-
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. 1. ed. Bue-
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