SOCIEDAD, ECONOMÍA Y UNIVERSIDAD:

las ideas de Darcy Ribeiro y Florestan Fernandes para comprender el Brasil de hoy



Roberto Bitencourt da Silva

Faculdade de Educação Tecnológica do Estado

do Rio de Janeiro (FAETERJ/FAETEC)

Petrópolis, RJ, Brasil


RESUMEN

Este ensayo tiene como objetivo destacar el legado del pensamiento sociológico y educativo de Darcy Ribeiro (1922-1997) y Florestan Fernandes (1920-1995), tomándolo como un marco teórico para la comprensión de los dilemas de la actualidad. Como recursos de investigación, utilizamos bibliografía especializada relacionada con los temas cubiertos, así como las fuentes primarias (documentos oficiales, periódicos, trabajos de los autores). El ensayo busca mapear algunos conceptos esbozados por los marcos teóricos de Darcy y Florestan, que nos permiten reflexionar sobre temas relacionados con la dependencia económica y tecnológica, los límites delimitados por esta dependencia, con el poder de influir en el campo político y la vida económica latino-americana, así como el papel modesto que tiende a darle a la universidad. También se explotan las categorías interpretativas y los postulados políticos propugnados por Darcy y Florestan, que parecen iluminar alternativas capaces de hacer estímulos para reflexionar sobre los modos para superar el marco político y económico predominante, que nos deja en la condición de un país insertado en el sistema capitalista bajo los estrictos límites de la dependencia y de la creciente marginación social, además de proyectar rupturas con el papel social cada vez más subsidiario de la universidad brasileña.

Palabras clave: Capitalismo dependiente. Universidad. Darcy Ribeiro. Florestan Fernandes. Imperialismo.



SOCIETY, ECONOMY AND UNIVERSITY: Darcy Ribeiro and Florestan Fernandes ideas for understanding Brazil today


ABSTRACT

This essay aims to highlight the legacy of the sociological and educational thinking of Darcy Ribeiro (1922-1997) and Florestan Fernandes (1920-1995), taking it as a theoretical framework to the present dilemmas. As research sources we use specialized bibliography related to the subjects, as well as primary sources (official documents, news, essays of the featured authors). The paper seeks to map some concepts outlined by the theoretical frameworks of Darcy and Florestan, which allow us to reflect on issues related to economic and technological dependence, the bounds delimited by this dependence, with power to influence the political field and the Latin American economic life as well as the modest role of given to the university in this dependence. Likewise, explanatory categories and political issues explained in Darcy and Florestan articles, which seem to illuminate alternatives to the reflection on the political and economic framework nowadays, which fits us in the condition of a country inserted in the capitalist system. Under the strict limits of dependence and growing social marginalization, as well as to project ruptures with the increasingly subsidiary and unworthy Brazilian university.

Keywords: Dependent capitalism. University. Darcy Ribeiro. Florestan Fernandes. Imperialism.



SOCIEDADE, ECONOMIA E UNIVERSIDADE:

ideias de Darcy e Florestan para entender o Brasil de hoje


RESUMO

O ensaio tem como objetivo assinalar o legado do pensamento sociológico e educacional de Darcy Ribeiro (1922-1997) e Florestan Fernandes (1920-1995), tomando-o como referencial teórico para o desnudamento de dilemas do tempo presente. Como recursos de pesquisa, utilizamos bibliografia especializada relacionada aos assuntos abordados, bem como fontes primárias (documentos oficiais, noticiário, obras dos autores em destaque). O trabalho procura mapear alguns conceitos delineados pelos marcos teóricos dos dois pensadores, que permitam refletir sobre questões pertinentes à dependência econômica e tecnológica, aos contornos delimitados por essa dependência, com poder de incidência sobre a seara política e a vida econômica latino-americana, assim como o modesto papel que ela tende a conferir à universidade. Igualmente, são exploradas categorias explicativas e mobilizados postulados políticos preconizados por Darcy e Florestan, os quais nos parecem iluminar alternativas capazes de encetar a reflexão sobre os meios de superação da moldura política e econômica predominante, os quais nos enquadram na condição de um país inserido no sistema capitalista sob os estritos limites da dependência e da marginalização social crescente, assim como projetar rupturas com o papel a cada dia mais subsidiário e desprestigiado da universidade brasileira.

Palavras-chave: Capitalismo dependente. Universidade. Darcy Ribeiro. Florestan Fernandes. Imperialismo.



Introduccion

El 28 de junio de 2019, representantes del gobierno brasileño que formaban parte de la delegación del Mercosur en Bruselas, anunciaron la realización de un acuerdo comercial con la Unión Europea. Desde la perspectiva de la representación oficial de Brasil, los términos de la asociación firmada entre los bloques regionales deben ser bienvenidos, alegando que “los productos agrícolas de gran interés para Brasil tendrán sus aranceles eliminados” en el mercado europeo, tales como: naranja, sandía, café y aguacate (BRASIL, 2019 c, p. 3). Brasil y otros países que conforman el Mercosur se han comprometido a intensificar la apertura de sus economías, especialmente a los bienes industrializados de origen europeo.

Después de la posible ratificación del acuerdo, que puede demorar hasta tres años, el sistema productivo brasileño tenderá a dar un nuevo paso a raíz del proceso de desindustrialización, en progreso desde la década de 1990. La justificación gubernamental para el acuerdo apenas oculta la movilización de remotas creencias liberal-conservadoras, nutridas por una mentalidad típicamente colonial: la idea de que Brasil tiene una vocación agrícola. El gobierno del presidente Jair Bolsonaro pone un fuerte énfasis en un modelo económico centrado en productos primarios de exportación, con bajo valor agregado, sin ninguna apreciación por la preservación del medio ambiente. Asociado con esta elección, su gobierno sobresale en una directriz programática neocolonial-liberal, que adopta y determina intensas privatizaciones y desnacionalizaciones.

Comprendiendo la interconexión entre la educación y las condiciones externas del entorno socioeconómico, teniendo en cuenta que la educación no corresponde a una práctica social incorpórea y que no flota en los cielos de la provisión generosa y del cultivo del conocimiento a través del conocimiento, es necesario preguntar: ¿Quales son las posibles implicaciones de estas medidas y estos propósitos económicos para la educación superior brasileña?

La deterioración y una gran dispensabilidad de la universidad consisten en efectos inevitables. No hay posibilidad de conciliar el mantenimiento y la expansión de la oferta de educación superior pública – assegurar las garantías e los incentivos para la producción científica y tecnológica, para la investigación – con una perspectiva que tenga como objetivo rebajar, aún más, la dependencia de la economía en la división internacional de trabajo, incrementando la dependencia de una manera sin precedentes, al menos después de la Revolución de 1930. Los recortes presupuestarios aplicados en el año de 2019, la asfixia de las universidades públicas federales promovidas por el gobierno, los frecuentes recortes en el pago y en la concesión de becas de posgrado – la graduación y la investigación –, corresponden a iniciativas que demuestran una coherencia absoluta: profundizar la dependencia tecnológica y económica y expandir la marginación y el desprestigio social de la universidad. De hecho, una visión colonizada de Brasil, sumamente subordinada al imperialismo, a el gran capital internacional, guía al gobierno de Bolsonaro.

En este sentido, el ensayo tiene como objetivo resaltar la relevancia del legado del pensamiento sociológico y educativo de Darcy Ribeiro (1922-1997) y Florestan Fernandes (1920-1995), tomándolo como una referencia teórica para la comprensión de algunos dilemas de la actualidad. Estas son contribuciones intelectuales reconocidas por una visión holística, que cubre diferentes fenómenos colectivos (educación y tecnología; cuestiones étnicas; estratificación y polarización entre clases sociales; imperialismo y dependencia, etc.). Por otro lado, el legado es un marco teórico que tiene uma vena dialéctica de análisis. No solo se preocupa por el diagnóstico de los problemas y características de lo que es socialmente vigente, sino que también subraya las posibilidades de ruptura y construcción de lo nuevo, un futuro menos inhumano y más justo.

Las obras seleccionadas cubren un período extenso de producción intelectual de Darcy Ribeiro y Florestan Fernandes, desde la década de 1960 hasta la década de 1990, centrándose en reflexiones sobre el papel de la creación universitaria y tecnológica, así como los desafíos que enfrentan las clases trabajadoras, oprimidas y marginadas de Brasil y América Latina. Sin embargo, no tenemos la intención de llevar a cabo un estudio exhaustivo sobre las ideas de estos notables pensadores brasileños, y mucho menos explorar controversias teóricas o políticas entre ellos. Privilegiamos la confluencia entre sus evaluaciones. No pretendemos emprender una exégesis de sus numerosos y heterogéneos escritos, que denotan una vena crítica y marxista prominente.1 Un marxismo no eurocéntrico, sino más bien inmerso en los problemas únicos que caracterizan la formación histórica de las sociedades latinoamericanas.

Concebimos las matrices teóricas de Darcy y Florestan como un vigoroso instrumento de análisis, destinado al ejercicio de una reflexión activa sobre la actualidad. Además, buscamos movilizar categorías interpretativas que nos alienta a observar la fecundidad de las ideas de los autores y también agudizar la percepción sobre los dilemas, desafíos y vicisitudes que enredan a la universidad y la sociedad brasileña en la actualidad. Mencionamos también que, como recursos de investigación, utilizamos uma bibliografía especializada, relacionada con los temas cubiertos, así como miramos fuentes primarias (documentos oficiales, noticias, trabajos de los autores en relieve).

Asín, el trabajo se organiza de la siguiente manera: comenzamos con algunos conceptos esbozados por los marcos teóricos de Darcy y Florestan, que nos permiten reflexionar sobre temas relacionados con la dependencia económica y tecnológica, hasta los contornos delimitados por esta dependencia, con poder de incidencia en la vida política y económica latinoamericana, así como el papel tímido y precario que tiende a dar a la universidad.

A continuación, reservamos una sección sobre el escenario político y económico brasileño actual. Del mismo modo, se hacen consideraciones que pretenden acentuar los procesos en curso de devaluación de la educación superior, al menos como un derecho colectivo subjetivo y un factor de desarrollo técnico-científico internalizado, explotando algunas ideas aún embrionarias sobre posibles implicaciones. Finalmente, se explotan categorías explicativas y se movilizan postulados políticos propugnados por Darcy y Florestan, que nos parecen iluminar alternativas capaces de iniciar la reflexión sobre los medios para superar el marco político y económico imperante, de trascender estructuras remotas que nos encajan en la posición de un país insertado en el sistema capitalista bajo los límites de la dependencia y la creciente marginación social, así como proyectando rupturas con el papel cada vez más subsidiario y desacreditado de la universidad brasileña.


1. Darcy y Florestan: ideas y conceptos sobre la universidad y las sociedades latinoamericanas

Los estudios de Darcy Ribeiro y Florestan Fernandes son conocidos por ofrecer interpretaciones sobre las características y problemas de las formaciones sociales latinoamericanas, en particular la sociedad brasileña, privilegiando la identificación de las causas de nuestro “atraso”. Ambos los pensadores se distanciaron de los argumentos que atribuyen nuestros desafíos y limitaciones solo a factores internos (reales o mistificadores), que sirvieron como una justificación conveniente para los grupos de poder nacionales e internacionales. Como resultado, Darcy Ribeiro y Florestan Fernandes consideran que la colonización por exploración ha moldeado diferentes aspectos de la trayectoria de los pueblos y las estructuras sociales de nuestra América.

Para Darcy Ribeiro (2017, p. 25; 66), lo que nos distingue es la “condición de un grupo de pueblos intencionalmente constituido por actos y voluntades ajenos a ellos”, productos del “mismo proceso civilizador” – el capitalismo – que “la expansión ibérica se ha implementado aqui”. Desde una perspectiva histórica, ha tenido una función subordinada, para “atender las demandas distantes”, tendemos a estar destinados a ejercer el papel de un “proletariado externo del mercado internacional” (RIBEIRO, 2015, p. 47). Así, como expresión de estructuras culturales, políticas y económicas de larga data que influyen en América Latina, en los tiempos contemporáneos, el imperialismo consiste en un fenómeno decisivo que regula la existencia de los pueblos de nuestra región: la “América pobre y malcriada”, ha dicho Darcy.

Una categoría explicativa que durante mucho tiempo ha sido devaluada por la gramática intelectual y política brasileña, incluidos sus cuadrantes potencialmente críticos y de izquierda, el imperialismo es una herramienta teórica y descriptiva fundamental en la perspectiva de ambos los autores. Es cierto, el imperialismo representa una de las principales razones que marcan los problemas y las vicisitudes sociales y políticas que enmarcan la forma de vida en los países de América Latina.

Subrayando el proceso de concentración y centralización del capital, que ocurrió en el curso del siglo XX, Florestan Fernandes (2009, p. 27) destaca el papel desempeñado por las “grandes empresas corporativas” de los países centrales capitalistas, como una variable decisiva para la comprensión del perfil de la actuación de un “imperialismo total”. Um imperialismo cuya “característica específica” es la organización de la “dominación externa desde dentro y en todos los niveles del orden social”.

Una de las manifestaciones de este “imperialismo total”, a mediados de los años sesenta y setenta, fue la “industrialización recolonizante” promovida por las multinacionales, que “se asentaron en el interior de nuestras sociedades como quistes que crecen a expensas de nuestra sustância”. (RIBEIRO, 1978 a, p. 10). El imperialismo tiene en la dependencia el otro lado de la misma moneda, ya que asume el estatus de un agente externo que delinea el ejercicio del poder sobre las economías marginales y complementarias al centro del sistema capitalista. Esta dependencia también es clasificada por Florestan como “heteronomia”, distinguiéndose de la “autonomia” nacional deseada debido a la demostración de “capacidad o no de decisión, dirección y gestión del proceso de producción y reproducción” del sistema económico-social (CARDOSO, 2005, p.15).

Según la delineación conceptual darcyniana, equivalente a una “modernización reflexa”, inducida desde el exterior, la dependencia introduce elementos de adaptación continua de las sociedades periféricas a los imperativos de las naciones capitalistas que albergan conglomerados de negocios oligopolísticos multinacionales. Al renunciar a la condición de ser para sí misma, que satisface sus propios deseos y necesidades, la economía dependiente es susceptible a los procesos rutinarios de “actualización histórica” ​​establecidos desde afuera (RIBEIRO, 2015; 1978 a).

En la estratificación social de las clases del subcontinente latinoamericano, las oligarquías y burguesías locales tienen un papel principal en el desempeño de actividades gerenciales de preservación y ajuste de la dependencia. Siempre actúan activamente en el campo o en la ciudad, en la industria, en la agricultura o en la extracción, en los servicios o en el comercio. Son los titulares del gran capital en asociación subordinada con el capital internacional y el imperialismo, especialmente los estadounidenses. En palabras de Fernandes (2014; 2008; 1990), la burguesía es “impotente, débil, autocrática y arrogante”. Además, desprecian el reclamo constructivo de la nación y desdeñan la emancipación económica y la soberanía política.

Estas burguesías viven del tráfico de las riquezas nacionales y se oponen a la “revolución dentro del orden”, o sea, no aceptan las tradicionales reformas democráticas burguesas que hacen de la “sociedad civil” algo “civilizado”. Ellas abandonaron las “tareas históricas” de sus contrapartes de los países centrales, actitudes que, caso hechas, harían posible la integración del mercado interno de trabajo y consumo.

Apátridas, estas burguesías latinoamericanas crecieron “al lado y no por encima de la oligarquía terrateniente”, y se desarrollaron “en asociación y no en oposición a la explotación imperialista” (RIBEIRO, 1978 a, p. 111). En consecuencia, existe una dupla, salvaje y común expropiación social, operada por las burguesias de dentro y fuera. Una apropiación excesiva de los excedentes nacionales (impuestos, excedentes de multinacionales, interés y plusvalía del trabajo), lo que implica una gran forma de explotación en la comunidad, especialmente en las clases trabajadoras, populares y medias (FERNANDES, 2009, p. 49-62) La “sobreexplotación del trabajo” (la “sobreexplotación”, a la que se refiere originalmente Ruy Mauro Marini) es evidente. Una causa elemental: cuanto mayor es la desnacionalización económica, mayores son las transferencias de excedentes al exterior.

De esta manera, para las burguesías domésticas es importante que incrementen los mecanismos de ultraespolación sobre los trabajadores con el propósito de preservar su participación en el capitalismo dependiente. Por lo tanto, la supresión de los derechos elementales, incluido “lo que es vital para que el trabajador exista como ser humano” (FERNANDES, 2007, p. 233), constituye la característica central de las sociedades latinoamericanas dependientes.

La importación habitual de equipos, máquinas y otros bienes sofisticados es una medida antagónica a las necesidades de creación tecnológica internalizada, así como a la generación de empleos en las naciones periféricas. En parte, la importación se llevó a cabo bajo los auspicios de las multinacionales instaladas aquí, que trasplantan el conocimiento elaborado y aplicado sobre el que tienen dominio en sus países de origen.

Esta importación promueve una marginación experimentada como un “hecatomb social” (FERNANDES, 2008, p. 186), después de todo, esta es una de las razones de la dependencia y su corolário: la “sobreexplotación del trabajo”. En esta línea de pensamiento, Darcy compreende que a los grupos mayoritarios de las clases trabajadoras son relegados a una condición de “superávit de poblaciones” (VASCONCELLOS, 2015, p. 23-27). El genocidio, ya sea indio, negro, favelado, subempleado, desempleado o hambriento, entonces, es el “programa” que las élites retrógradas y subordinadas al imperialismo reservan para las clases marginadas y oprimidas (RIBEIRO, 2015, p. 32).

Así, el capitalismo dependiente y satelital de “explotación extranjera” (RIBEIRO, 1978a, p.146), revela la propensión a crear serias incompatibilidades con las instituciones democráticas representativas. Un Estado con fuertes tendencias para garantizar formas autoritarias y potencialmente fascistas (FERNANDES, 2014; 2009). En la evaluación de Florestan Fernandes (2007, p. 30), las burguesías domésticas latinoamericanas no aprendieron a “vivir com la normalidad constitucional”. En nuestra América, “la democracia es una ficción o un engaño grosero”.

En convergencia con el pensamiento de Darcy y Florestan, Agustín Cueva (2012; 2013), un destacado sociólogo marxista ecuatoriano, también entiende que la búsqueda de altas tasas de despojo de la fuerza laboral, que tipifica las sociedades periféricas y dependientes sometidas al imperialismo, demuenstra una “implacable lógica de acumulación”. Esto corresponde a un entorno favorable para la adopción de “métodos terroristas estatales”, que se traduce en un “desarrollo desigual de la democracia burguesa”: más sólido y “civilizado” en el centro capitalista y más fácilmente despreciado por el orden dominante en la periferia.

Entonces, bajo los límites de la dependencia, ¿cómo entienden Darcy y Florestan a las características y el papel convencional reservado para la universidad en América Latina? En la interpretación sociológica dada por Fernandes (2010, p. 210), “las instituciones de educación superior”, en nuestro subcontinente, “nunca se disociaron de los contextos histórico-sociales en los que se formaron y en las que evolucionaron”, revelando un destacado “condicionamiento del entorno socioeconómico y cultural”. Sufriendo la influencia de las determinaciones establecidas por el régimen peculiar de producción y trabajo, de subordinación al sistema internacional, Ribeiro (1978 b, p. 36) argumenta que las universidades se ven obstaculizadas en su capacidad creativa e innovadora, desde el punto de vista de tecnológico. En sus palabras:

A aceitação passiva de uma posição periférica é o que impossibilita, às classes dominantes latino-americanas, a percepção do valor estratégico da ciência e da tecnologia cultivadas nas universidades. Concebendo seus países como nações subalternas, só necessitadas de preparação para manobrar material importado, veem as suas universidades como instituições supérfluas (RIBEIRO, idem).


Subyugadas por lo que se crea o piensa en los países centrales del capitalismo, las universidades latinoamericanas, históricamente, tienden a constituirse en “instituciones que repiten y difunden el conocimiento que ya ha sido elaborado”, contribuyendo a la práctica sistemática de la “modernización refleja” de nuestras sociedades, haciéndolas “más eficaces como entidades dependientes” (RIBEIRO, 1978 b, p. 80). Con amplios sectores del parque productivo y del sistema financiero bajo el dominio directo o indirecto del capital internacional, las demandas hechas a las universidades no son potencialmente estrictas, especialmente con respecto a una formación densa de los estudiantes y a una habilidad científica y tecnológica aplicada y creativa.

En la evaluación de Fernandes (1975, p. 109), el capitalismo dependiente promueve condiciones para la educación superior consistentes con sus aspiraciones restringidas y subordinadas, dando “apoyo a una orientación típicamente conservadora” a la universidad, haciéndola funcionar como “una especie de agente mecánico de transferencia cultural”. Esto se debe a que “la dependencia (o heteronomía) nunca es solo económica: es simultáneamente social y cultural” (FERNANDES, 1975, p. 80). Por lo tanto, tiende a predominar una actitud educativa “naturalmente refractaria a la producción de conocimiento original” (FERNANDES, 2010, p. 213).

Estos son algunos aspectos que caracterizan las funciones conferidas a la universidad por las sociedades latinoamericanas dependientes, en la interpretación ofrecida por Florestan y Darcy. Sin embargo, los autores reconocen otras atribuciones más altas y más auténticas, con el fin, por un lado, de estimular una educación moldeada por la preocupación de crear una “conciencia crítica” sobre nuestra sociedad (RIBEIRO, 2015; RIBEIRO; MATIAS, 2006). Conciencia que se dedica a despertar la capacidad colectiva – de los estudiantes, de la fuerza laboral – para ver las especificidades de países dependientea y periféricoa y proponer iniciativas efectivas para superar sus problemas, utilizando, creativamente, los recursos y medios para provisión.

Por otro lado, ambos pensadores brasileños creen que la universidad debería convertirse en uno de los centros que promuevan acciones que permitan hacer “tecnologías comprometidas con el desarrollo nacional”, um desarrollo dotado de “cadenas productivas más autónomas” (LEHER, 2017, p.151). Para romper la dependencia y ordenar un nuevo tipo de sociedad, políticamente soberana y económicamente basada en el poder de internalizar el control de los excedentes y dominar su propia tecnología, es necesario, según Florestan Fernandes (1990, p. 205), “multiplicar por mil las investigaciones innovadoras originales”, para “superar la satelización cultural”.

Por lo tanto, debe tenerse en cuenta que, en el último elemento del trabajo, abordaremos las categorías conceptuales formuladas por Florestan y Darcy que, dialécticamente, demuestran posibilidades políticas, culturales y económicas destinadas a trascender la dependencia y el pequeño papel que tiende a establecer para la universidad. Con eso, reflexione sobre los márgenes imaginativos para un nuevo tipo de sociedad y universidad basados ​​en las ideas de nuestros dos grandes pensadores.


2. El imperialismo, el escenario político-económico brasileño y los ataques a la universidad pública

El economista marxista Samir Amin (s / d, p.202) tiene mucha razón al argumentar que el imperialismo siempre debe estar en el “centro de reflexión sobre el capitalismo contemporâneo”. La razón es la estrecha relación entre el sistema capitalista de producción y circulación y la forzada expansión geográfica de sus imperativos del mercado, para obtener ganancias y acumulación. Con una esencia globalmente polarizante, que crea relaciones espoliativas entre clases, naciones y estados, imprimiendo un desarrollo global asimétrico y combinado, el capitalismo tiene en el imperialismo una forma decisiva de jerarquización entre los pueblos, así como una acomodación parcial de las tensiones sociales internas en los países centrales. Clasificado por Amin como el “capitalismo de los monopolios generalizados”, el capitalismo contemporáneo se basa en la extracción de “rentas imperialistas” en las naciones periféricas. Eso implica, entre otras fuentes de saqueo, acumulación y ganancias, en el monopolio de las tecnologías y las patentes; materias primas y recursos energéticos; y finanzas mundiales (Amin apud FOSTER, 2015, p. 53-55).

A través del uso de múltiples instrumentos y circuitos financieros, la búsqueda del control extendido de “activos” – es decir, propiedades o dispositivos productivos que tienen el potencial de obtener ganancias rápidas y de alta rentabilidade – representa una de las principales facetas del rentismo, que ha delimitado algunas carcaterísticas del capitalismo imperialista de las últimas décadas y hecho una clase dominante parasitaria y especulativa (FOSTER, 2015). En consecuencia, sin rechazar el uso de procedimientos circunstanciales de “coerción extraeconômica”, como las agresiones militares, en opinión de Ellen Wood (2014, p. 120), el imperialismo contemporáneo tiende a guiarse más por “imperativos económicos”, por mecanismos propiamente económicos de coerción y asfixia. En este sentido preciso, “hoy es más difícil que en los antiguos imperios coloniales detectar la transferencia de riqueza de las naciones más débiles a las más fuertes” (WOOD, 2014, p. 16).

La exportación de capital es una de las formas más sutiles en que opera el imperialismo, que sin embargo sigue siendo efectiva, operativa e incluso de mayor objetivo. En el vocabulario de nuestra vida cotidiana política y periodística, se trata de las inversiones extranjeras directas (IED), que tienen como propósito, en particular, controlar los activos tangibles e intangibles y obtener dividendos por encima de lo que se logra en sus países de origen.

Por lo tanto, no es ocioso subrayar que, en Brasil, desde la implementación incipiente de la política rentista y neoliberal de la década de 1990, con su agenda que enfatizava la apertura comercial y las privatizaciones, la economía brasileña ha experimentado un fuerte proceso de desnacionalización. La diferenciación entre los sucesivos gobiernos sobre el tema es básicamente nula. El capital internacional (a la derecha y a la izquierda del sistema político-partidista brasileño) se concibe como un recurso que genera empleos y bienestar social, en las categorías de percepción prevalecientes inocentes, vende pátria o irreflexivas.

Según los datos de los informes del Banco Central, se puede decir que la adquisición internacional de activos en el país aumentó en el período de 1995 a 2018. Esto considerando solo el stock de capital extranjero, es decir, el control y la gestión de partes minoritarias o mayoritarias de activos comerciales en territorio brasileño. Esta información es alarmante: desde alrededor del 6% del PIB en 1995, el stock de capital extranjero alcanzó aproximadamente el 24% del PIB en 2000. Sin dejar de crecer, las cifras estadísticas también están disponibles por el Instituto de Investigación Económica y Aplicada (IPEA) muestran una intensa variación al alza entre 2009 y 2013, alcanzando más del 30% del PIB en 2015. En 2018, alcanzó una cifra cercana al 41%.2

Esta dominación imperialista ejercida dentro del país (porque es de eso que se trata, como aborda el esquema interpretativo de Darcy y Florestan) alcanzó niveles inimaginables de interferencia directa en el sistema productivo y financiero brasileño, en comparación con la época de los escritos de nuestros autores. Es importante señalar que el control extendido de la economía por parte del capital extranjero resulta en un aumento en las transferencias de excedentes al exterior, a través de remesas de ganancias, propiedad intelectual, etc.

Por lo tanto, estas son variables que tienen un impacto directo en el endeudamiento público debido a las cargas que el Estado asume por recibir IED y por tener que proporcionar monedas fuertes (euro y dólar) para transferencias externas del capital internacional. Esto también se debe a déficits crónicos en la balanza de pagos. Como no “fabricamos” el dólar o el euro, obtenemos divisas en préstamos, mediante la emisión de bonos del gobierno y en exportaciones, que son los más rudimentarios posibles desde un punto de vista técnico-científico.

El círculo se cierra: la prioridad dada a las exportaciones de bienes primarios (petróleo crudo, mineral de hierro, soja, carne de res, son algunos de los principales artículos en las exportaciones brasilenãs), con el objetivo de obtener monedas “fáciles” y “rápidas”, aumenta la dependencia tecnológica, configurando la economía brasileña al gusto del cliente externo y de las burguesías domésticas asociadas, agrícolas y extractivas. Los presupuestos públicos están limitados por el servicio de la deuda, que restringe la asignación de fondos para satisfacer las necesidades apremiantes del pueblo brasileño. Durante años, el presupuesto de la Unión ha reservado casi la mitad de sus solicitudes para servicios de reinversión y deuda pública. El volumen total de deuda pública, interna y externa combinada es creciente: en 1995 fue de alrededor de 600 mil millones de reales, mientras que en 1999 alcanzó algo alrededor de R$ 1 billón. En 2010 superó los R$ 2 billones. En octubre de 2019, superó el volumen de R$ 7 billones.3 Número equivalente al PIB de 2018. La felicidad de los bancos y del rentismo, en general, con intereses que remuneran a los tenedores de estos bonos.

El rentismo financiero, acompañado de un proceso de desnacionalización acentuado, ganó importancia después de la adopción de los programas neoliberales, en la década de 1990. Desde entonces, la sociedad brasileña ha enfrentado situaciones marcadas por singularidades razonables: cortos períodos de crecimiento del PIB y el calentamiento del consumo interno, en gran medida, bajo la influencia del aumento en el volumen de las ventas al exterior y los precios de los productos básicos. Eso combinado com situaciones marcadas por una fuerte retracción económica y un aumento del subempleo y el desempleo (SILVA, 2018).

Hubo gobiernos más sensibles mismo a las modestas medidas de distribución del ingreso, como os de Lula y de Dilma Rousseff. Por otro lado, aquellos como os Michel Temer y de Bolsonaro, son explícita y completamente subordinados a los intereses burgueses e internacionales. Sin embargo, a pesar de las diferencias, más hacia la izquierda o hacia la derecha, el núcleo del neoliberalismo se ha conservado durante años con una agenda desnacionalizadora, financiera y de exportación primaria.

Analizando las líneas centrales inauguradas por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, con perspicacia Francisco de Oliveira (1998, p. 201) interpreta el neoliberalismo como una perspectiva política que “va más allá del umbral del totalitarismo”. El autor comprende que el concepto gramsciano de hegemonía en sí tiende a perder su significado en el análisis del caso brasileño. En su evaluación, el neoliberalismo propugnado por las clases dominantes no tiene que ver con convencer y con la integración social y económica, ni con la incorporación de las clases subordinadas y marginadas a la ciudadanía. Entiende que la indignidad, la exclusión, el carácter socialmente desintegrador y la dominación grosera, son las características más notables de la política neoliberal (OLIVEIRA, 1998, p. 202-203). Es decir, las características implacables de las burguesías domésticas destacadas por Florestan y Darcy. Como hoy se hace muy evidente, fue, en su origen, un proyecto que tenía como objetivo profundizar dos aspectos elementales de nuestra formación social e histórica: “La sobreexplotación de la fuerza laboral y la transferencia de valores” al “centro de del sistema mundial” (OURIQUES, 1997, p. 94).

El golpe parlamentario, mediático y judicial de 2016 que derrocó a la presidenta Dilma Rousseff fue una clara demostración de las aspiraciones compartidas por la burguesía y las oligarquías nacionales con el capital internacional. Como el PT, el brazo izquierdo del sistema de partidos, no era un actor político congruente con la adopción de las medidas requeridas por el condominio del poder (al ritmo y con la profundidad deseada), este dócil interlocutor de años fue demonizado. Por lo tanto, era evidente que el objetivo de la agenda del poder era desconstitucionalizar los derechos colectivos, erosionar las condiciones de trabajo, las leyes y los reglamentos que protegen a los trabajadores, así como una política agresiva de apertura comercial y desnacionalización. Por lo tanto, tenemos todo esto motivando el golpe: la remodelación de la dependencia y la inserción más baja y más neocolonial de la economía brasileña en la división internacional del trabajo.

Así, no es demasiado considerar al gobierno de Bolsonaro como la cara desnuda del bloque de poder que une a la burguesía interna con el imperialismo. Las clases dominantes en Brasil sin ninguna máscara. Descaradamente autoritario, antinacional y antipopular, como Darcy y Florestan, ambos llamaron la atención acerca de los comportamientos de las burguesias periféricas. Eliminando cualquier esperanza para el futuro, cualquier horizonte de oportunidades, particularmente en los estratos sociales más amplios, precarios y humildes de las clases trabajadoras. Este es el eje del canto del gobierno del ex-capitán del Ejército: “no hay trabajo” para todos; millones de trabajadores “no tienen forma de tener un trabajo porque el mundo ha evolucionado”; la “universidad es solo para unos pocos”, son algunas ideas reaccionarias reverberadas por el presidente y sus ayudantes del gobierno4.

Como una amenaza emergente, debido al ascenso de Bolsonaro a la Presidencia, se ha dicho mucho sobre el fascismo. Notablemente en la izquierda del espectro político. Sin embargo, la confusión generalmente prevalece al colocar el fascismo como un mero contrapunto a la “democracia” (concebida en abstracto). Nos parece, por extensión, ser necessário ofrecer algún esquema conceptual, para la demarcación descriptiva del escenario brasileño.

Así, tres factores básicos parecen definir el peculiar “fascismo dependiente” (SANTOS, 2018) bajo los límites de la dependencia latinoamericana: 1. inspirado en las formulaciones teóricas de Theotonio dos Santos (2018) y Cueva (2012), el dominio económico del capital monopolista está, en el presente caso, regulado por los fondos de inversión y las megacorporaciones extranjeras que amplían sus controles sobre los medios de producción; 2. existe un régimen político cambiante que expande y institucionaliza los dispositivos arbitrarios y violentos ya conocidos en la vida cotidiana, que violan los derechos humanos, especialmente entre las clases populares (SANTOS, 2018; CUEVA, 2012); 3. aumento de la sobreexplotación del trabajo (RIBEIRO, 1978 a; FERNANDES, 2009; SANTOS, 2018; CUEVA, 2012). Por lo tanto, desprovisto de cualquier reclamo nacionalista, es un régimen vende pátria guiado por medidas de fuerza para intensificar la transferencia de riqueza al centro del capitalismo y a extraer el exceso de trabajo.

Estrictamente en este sentido, consideramos que existe el riesgo de consolidarse un régimen de naturaleza abiertamente fascista en Brasil. Además, un fenómeno que no está desconectado de las experiencias políticas recientes en América del Sur, como el golpe perpetrado contra el presidente Evo Morales, en Bolivia, en noviembre de 2019, bajo el sello de la Organización de los Estados Americanos y los Estados Unidos. Gobierno marcado por el fomento de la participación popular en los procesos de toma de decisiones, la adopción de medidas de bienestar social, nacionalización económica y desarrollo tecnológico próprio y internalizado, evidenciado por la fabricación nacional de un automóvil que funciona con una batería de litio (mineral abundante en el país). Un gobierno ilegítimo y dictatorial ha tratado de organizarse y mantenerse.

Por otro lado, las campañas sistemáticas difamatorias, provocativas y asfixiantes patrocinadas por el gobierno de los Estados Unidos contra el gobierno bolivariano de Nicolás Maduro, en Venezuela, muestran la agresividad del imperialismo en nuestra región, en un contexto de escasez global de los recursos naturales combinado con una disputa por el ejercicio de la hegemonía mundial entre una potencia en declive, Estados Unidos, y una emergente, China (GANDÁSEGUI, 2012; WALLERSTEIN, 2015).

Según la perspectiva filosófica de Gramsci (2001, p. 248-262), un nuevo patrón de ordenamiento del sistema productivo exige nuevas formas de trabajo y un nuevo tipo de trabajador. Sin duda, un fenómeno que afecta la educación, que requiere un nuevo perfil docente, la organización institucional de su oferta y nueva subjetividad humana (MELLO, 2018). En consecuencia, los ataques sufridos por la educación han sido recurrentes, particularmente después del golpe de 2016, con el bloque de poder transnacional asociado pidiendo cambios que tengan como objetivo privatizar y comercializar, aún más, la educación superior y anular cualquier indicio de creatividad y criticidad en la universidad. (LEHER; VITTORIA; MOTTA, 2017; COLOMBO; CAMOSA, 2018). Enmarcando la imagen, el crecimiento sin precedentes de la desnacionalización y la reprimenda de la economía: “el agro es pop”, dice la pieza publicitaria.

La enmienda constitucional numero 95, aprobada en el gobierno golpista de Michel Temer, representa un instrumento normativo que restringe en gran medida las inversiones en educación pública, prácticamente congelando el presupuesto de la Unión en el sector durante 20 años (BRASIL, 2016). Una lógica fiscal draconiana que propone desmantelar la enseñanza y la investigación en Brasil. Al promover recortes continuos en los presupuestos de las universidades y becas de investigación, el gobierno de Bolsonaro también se dedica a proyectar una imagen extremadamente negativa de la universidad pública ante la sociedad, con una retórica que pretende demonizar las instituciones de enseñanza e investigación del país: enfoque exclusivo de “desorden”; con “estudiantes que no quieren nada”; una “guarida productora de drogas”. El objetivo es hacer que la sociedad sea incompatible con las universidades públicas, federales o provinciales.

Con el claro propósito de separar al Estado de sus responsabilidades con la universidad y la producción de conocimiento, en julio de 2019 se presentó el proyecto “Future-se”, que, según Graça Druck, “desmantela el sistema público de educación superior, separando la enseñanza, la investigación y la extensión”, diluyendo “la naturaleza pública de la universidad”, retirando los recursos estatales y sometiéndolo a “una lógica privada”. Desde la perspectiva de la profesora de la Universidad Federal de Bahía, “Future-se”, como resultado, tiene la intención de facilitar la expansión de la enseñanza privada (BRASIL DE FATO, 2019).

Seguiendo los procesos de financiarización, privatización y, especialmente, desnacionalización, la educación superior ha sido el foco de interés de las inversiones extranjeras para permitir nuevas ganancias y apreciación del capital (TRASPADINI, 2018). Recordamos que los grupos internacionales se han dedicado durante mucho tiempo al control del capital en la industria y, en los últimos años, han operado sistemáticamente en los sectores financiero, comercial y de servicios, extendiéndose más recientemente a la infraestructura y la agricultura. El caso del gigantesco grupo Kroton es el más conocido y quizás un símbolo de los programas oficiales, como Prouni y Fies,5 que impulsan el crecimiento de las inscripciones y los recursos financieros en las instituciones privadas de educación superior, según Lena Lavinas y Denise Gentil (2018). No es demasiado argumentar, con esto, que la profundización de los procesos de desnacionalización y las acciones de privatización representan una prioridad en el gobierno de Bolsonaro.

Si el perfil de las iniciativas gubernamentales actuales persiste, las tendencias que se desarrollan en el horizonte muestran un carácter absolutamente destructivo de la universidad pública, restringiendo aún más sus posibilidades y su importancia en la sociedad brasileña. Se está abriendo un terreno favorable para el aumento de la internacionalización de la educación superior, a través de la participación del capital extranjero en la provisión de oferta educativa en el territorio brasileño y de instituciones universitarias provenientes del centro del capitalismo como proveedores de paquetes de servicios educativos. Tiende a proyectarse una participación aún más “passiva” de Brasil en la “geopolítica del conocimiento” (LIMA; CONTEL, 2011). Es probable que se intensifique una faceta de la educación brasileña, o sea, una formación cultural y técnica puramente operativa y empobrecida, con una universidad guiada por la prevalencia de la enseñanza, dirigida exclusivamente a servir a un mercado laboral que ofrece ocupaciones cada vez más restringidas y menos calificado. El abandono definitivo de la investigación y el énfasis potencial reservado para la transmisión del conocimiento petrificado y trasplantado, fortaleciendo la práctica ya actual de la obediencia ciega a las modas teóricas producidas en el centro capitalista: el academismo alienado y colonizado (OURIQUES, 2017; RAMPINELLI, 2017).

Una caída virtual en el nivel de demanda de la educación superior brasileña y un desincentivo aún mayor al ingenio inventivo, desde un punto de vista técnico, y a la crítica sobre la realidad, desde la perspectiva de la ciudadanía. Refuerzo reformulado de un dualismo educativo: los hijos de las clases dominantes ya se están graduando en el extranjero (LAVINAS; GENTIL, 2018, p. 208). Los hijos de la pequeña burguesía y las capas altas de las clases trabajadoras tienden a tener poco o ningún acceso a la universidad pública (desmantelada o privatizada), compartiendo vicisitudes similares que las clases populares suelen experimentar con respecto a la educación superior. La reconfiguración en curso está directamente relacionada con los conflictos de intereses entre las clases sociales. Solo a través de una nueva correlación de las fuerzas sociales y políticas, generada por la lucha de clases, no solo puede mitigar, sino que debe subvertir por completo este escenario.


Consideraciones finales: buscando salidas, con las ideas de Darcy y Florestan

El camino de la “revolución dentro del orden” está impregnado de reformas reclamadas por los que están abajo, y tendem a ser acogidas por el poder, sin trascender los límites del sistema capitalista. Una experiencia histórica de los países centrales del capitalismo. Según Florestan Fernandes (2009; 2014), este camino está bloqueado en Brasil y América Latina. Siempre fue bloqueado. El parlamento, un campo de disputa política e incidencia fragmentaria de la lucha de clases, uno de los símbolos de la democracia burguesa, está lejos de plantear una opinión apologética por parte del autor.

Movilizando su experiencia como diputado federal, Fernandes (2014, p. 302) reconoce a la legislatura como un campo de acción privilegiado para los “estratos más altos de la burguesía y los dueños del poder”. Las burguesías nacionales están involucradas con la asociación subordinada al capital internacional. Extraen prestigio y riqueza de esta explotación acumulada en el país, enseñan a los maestros Florestan y Darcy. Los cambios recientes en la economía han hecho más evidente esta percepción crítica del comportamiento y la gama de intereses de las clases dominantes internas. Las llamadas “burguesías nacionales”, fuentes de ilusión política (¡incluso hoy!) entre la izquierda sistémica, son agentes del orden social y económico. Ellas operan bajo el horizonte de la perpetuación y la expansión de la dependencia. Están cada vez más inmersas en las ganancias antisociales de la especulación financiera e inmobiliaria.

Solo la alternativa de la “revolución contra el orden” (cf. FERNANDES, 2010) hará posible la ruptura con el capitalismo dependiente, el subdesarrollo y el neocolonialismo imperante. No hay una superación plausible de los límites grotescos impuestos por la dependencia, dentro del capitalismo: “Donde las masas marginales son mayoría”, como en nuestra América, “la revolución se vuelve imperiosa”, há dicho el gran maestro Darcy Ribeiro (1978a, p. 225). Solo la “revolución contra el orden” tiene el potencial de promover la “aceleración evolutiva”, bienvenida por Darcy. Es decir, una opción política que emprende esfuerzos en torno a la formación de una sociedad capaz de ejercer “control sobre su propio destino y un dominio autónomo de nuevos conocimientos y nuevas técnicas” (RIBEIRO, 2015, p. 27).

Así, es fundamental la construcción de una amplia plataforma política popular que no se limita a apostar por el parlamento y otras instituciones, sino que persigue acciones externas antisistémicas (FERNANDES, 2014, p. 200; RIBEIRO, 1978 a, p. 176). Como señala Pablo González Casanova (1995, p.156), la conquista y preservación del poder por parte de las fuerzas populares no puede obedecer las limitaciones de la democracia electoral y de los partidos políticos. Esto se debe a una “comprensión imposible” entre las clases sociales, especialmente en el marco de la dependencia (FERNANDES, 2009, p. 49)

¿Los agentes del cambio? La abrumadora mayoría de la población, formada por la pequeña burguesía, las clases trabajadoras subordinadas, las masas oprimidas, precarias y “desechables”. Notablemente en nuestro tiempo, cuando la intensificación del neocolonialismo tiende a crear estándares más bajos y una mayor homogeneidad en las condiciones de vida populares.

La izquierda y los sectores más organizados de las clases dominadas deben hacer lo que no han tratado de lograr o alcanzar en los últimos años: desde la perspectiva de Darcy y Florestan, articularse con la mayoría de las clases trabajadoras marginadas. Actívelos e intégrelos políticamente (FERNANDES, 2014; RIBEIRO, 1978 a; 2017, p. 26).

Las “tareas revolucionarias” giran en torno a la liberación del imperialismo y la construcción de un desarrollo autónomo y centrado en sí mismo, que tiene la capacidad de controlar y utilizar a nivel nacional los excedentes generados, lo que permite la formación de la nación inacabada. El capitalismo periférico, como lo enfatizó Samir Amin (s/d, p. 199), solo plantea el colapso nacional. No puede integrar la cultura del país y los mercados laborales y de consumo.

En la perspectiva de Florestan y Darcy, el nacionalismo y el socialismo se entrelazan, proporcionando los medios para una ruptura con el imperialismo y el capitalismo. Además, la superación del capitalismo dependiente presupone un “irreductible carácter continental de la revolución latino-americana”, exigiendo esfuerzos para la integración regional, entendida como uma “entidad política supranacional” (RIBEIRO, 2017, p. 26). La “Pátria Grande” puede ser un robusto contrapunto al imperialismo estadounidense, es decir, a la “América rica”, lo que converge con el ideal desarrollado por Bolívar y Artigas. Esto también está en línea con una alternativa de formación y alianza amplia de “los pueblos del Sur” (AMIN, 2003).

Acerca de la questión de la universidad, es importante dicer que debe agregarse a la “revolución contra el orden”, esbozando proyectos futuros en la actualidad. Como interpretó Darcy Ribeiro (1978 b, p. 15): “Excepto en la universidad, ¿donde encontrar la capacidad de repensar el mundo con sabiduría y libertad, cuestionarlo con la amplitud y generosidad necesarias, previendo conceptualmente el futuro humano?”. A su vez, Fernandes (1975, p. 18) considera que la educación superior es una escuela latente para la transformación política, proporcionando los “caminos intelectuales” que permiten “extinguir todas las formas de servidumbre, internas y externas, que metamorfosean una tierra radiante y una gente feliz en una triste realidad”. Ambos los pensadores enfatizan la existencia de una “relación dialéctica”, en la que “la universidad determina y está determinada” socialmente, como Silveira (2009, p. 5) llama la atención, acerca de la perspectiva teórica de Florestan. En cualquier caso, este papel crítico y constructivo de la universidad, propuesto por los autores, requiere trascender el colonialismo mental y su hermano siamés, o sea, un academismo vacío e infructuoso, que vive a expensas del consumo de saberes formulados en Occidente. Uma actividad intelectual contemplativa y domesticadora, que ve a Brasil y América Latina con esquemas allenos de interpretación, que solo sirven a diferentes realidades sociales.

Darcy Ribeiro (1978 b, p. 45), que proyecta la sociedad hipotética de la post-ruptura con la dependencia, evalúa que la responsabilidad de la educación superior será decisiva, en la medida en que consista en “uno de los motores para acelerar el desarrollo nacional pleno y autónomo”. Un desarrollo capaz de construir un pueblo que “existe para sí mismo y no para servir a la prosperidad de los demás”, que ya no está en la condición subordinada que nos obliga a importar “productos de conocimiento desarrollado en otro lugar” (RIBEIRO, 1978 b, p.138-146). A su vez, Florestan Fernandes (1975, p. 29) argumenta que la universidad es um importante “medio para avanzar desde la periferia al núcleo de países que comparten la civilización basada en la ciencia y la tecnologia”.

De hecho, la instrumentalización del conocimiento ha sido defendida como un requisito para responder a las vicisitudes del presente tiempo neocolonial y, sobre todo, con el fin de resolver los desafíos de la sociedad proyectada del futuro, políticamente soberana y económicamente emancipada. La internalización científico-tecnológica en el país y la conversión en campo de germinación imaginativa representan dos dimensiones fundamentales de la “universidad necessária” (RIBEIRO, 1978 b).

La primera dimensión se refiere al desarrollo esencial autónomo, que se apoya, en particular, en los esfuerzos, recursos y capacidades nacionales. Un desarrollo que no significa “autarchization” o desdén por las relaciones económicas internacionales, como señala acertadamente Amin (2003). La segunda dimensión corresponde a la promoción del ingenio creativo y la vitalidad cultural inventiva.

La universalización de la oferta gratuita y pública de educación superior es una iniciativa muy relevante con el objetivo de insertar a Brasil en el centro de la civilización científico-tecnológica en la que participa inevitablemente, expandiendo el conocimiento aplicado y las potencialidades de su sistema productivo. Esto permitiría un aumento en los niveles de capacitación y ampliaría las perspectivas y opciones de vida. Ampliaría las oportunidades de ciudadanía y ocupación técnica y profesional para nuestro pueblo brasileño.

Además, todavía basado en la proyección especulativa de un futuro soberano, sería esencial estimular el intercambio de aprendizaje, enseñanza e investigación con otras universidades latinoamericanas, por lo tanto, con aquellas de países que tienen dificultades y problemas similares con Brasil. Eso sería importante para pavimentar el camino de construcción de un destino común solidario, basado en las ideas que subrayamos a través de las preciosas inspiraciones teóricas de Darcy y Florestan.


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SOBRE LO AUTOR


ROBERTO BITENCOURT DA SILVA é doutor em História pela Universidade Federal Fluminense (UFF), mestre em Ciência Política pela Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ), professor da Faculdade de Educação Tecnológica do Estado do Rio de Janeiro (FAETERJ-Petrópolis/FAETEC) e da Secretaria Municipal de Educação do Rio de Janeiro (SME/Rio), membro do Grupo de Pesquisa Estado, Trabalho, Educação e Desenvolvimento: a contribuição do pensamento crítico latino-americano e tradutibilidade de Gramsci (GPETED/UFF). Realizou pós-doutoramento nas áreas de estudos em História Intelectual e História Política da (UFF).

E-mail: betobitencourt@hotmail.com





Recibido en: 07.01.2020

Aceptado en: 09.04.2020


1 Sobre la trayectoria política y intelectual y el pensamiento de Darcy Ribeiro, consultar, entre otros trabajos, RIBEIRO; MATIAS (2006) y VASCONCELLOS (2015). Lo mismo con respecto a Florestan Fernandes puede verse en CARDOSO (2005) y SAVIANI (1996).

2 En números absolutos, el Producto Interno Bruto de 2018 fue de alrededor de 1,8 billones de dólares (alrededor de 6,8 billones de reales). En 2015, el PIB fue de 1,51 billones de dólares (alrededor de 6 billones de reales). En 2000, fue de 655,4 mil millones de dólares y, en 1995, de 769,3 mil millones de dólares (705 mil millones de reales). En cuanto al stock de capital extranjero en la economía brasileña, la posición fue de 737,9 mil millones de dólares en 2018, y en algún lugar alrededor de 568 mil millones de dólares en 2015. En el año 2000, alcanzó alrededor de 160 mil millones de dólares y, en 1995, correspondió a 41 mil millones de dólares. Ver BRASIL (2019 a); BRASIL (2019 b); BRASIL (2019 c); SILVA FILHO (2015).

3 G1 (2011); ÉPOCA (2016); AUDITORIA CIDADÃ DA DÍVIDA (2019). Las cifras se convirtieron en reales, principalmente las relacionadas con la deuda externa.

4 Ver SAKAMOTO (2019); CONGRESSO EM FOCO (2019).

5 Programa Universidade Para Todos e Fundo de Financiamento Estudantil.

Movimento-Revista de Educação, Niterói, ano 7, n.12, p. 657-686, jan./abr. 2020.