Confrontaciones con la bandera nacional en el cine brasileño contemporáneo

Resumen

Durante la década de 2010, de todos los símbolos nacionales brasileños - entre ellos el himno y la camiseta canaria de la selección de fútbol - fue posiblemente el de la bandera verde y amarilla el que sufrió más oscilaciones en cuanto a su relación afectiva con la idea de identidad nacional. La convulsión política que afectó al país particularmente a partir de las llamadas Jornadas de junio de 2013 hizo que este objeto se resignificara, asociándose paulatinamente más a fuerzas conservadoras. Durante este período, el cine independiente brasileño catalizó el malestar del pensamiento crítico con el uso y la apropiación de este símbolo que, como muchas otras banderas e himnos, fueron creados para forjar identidades nacionales durante la transición de gobiernos monárquicos a republicanos. De cuatro películas – Branco sai preto fica (2014), de Adirley Queirós, No coração do mundo (2019), de Maurílio Martins e Gabriel Martins, Divino amor (2019), de Gabriel Mascaro e Martírio (2016), de Vincent Carelli, Ernesto de Carvalho e Tita - se pretende observar cómo, colocada como imagen de fondo, casi imperceptible, pero siempre visible, la figuración de la bandera brasileña produce evidencia contra sí misma, en el sentido de aparecer en escena como confrontación directa con su discurso oficial.