De la crítica del desarrollo a la crítica de la modernidad

Pensamiento latinoamericano y creación de alternativas

Resumen

La crítica a la noción de desarrollo se pudo redondear en el momento en que diversos pensamientos periféricos, o que tuvieron la capacidad de incorporar esa exterioridad, fueron capaces de revelar los secretos (espaciales) de la lógica global del capital. De aquellas formulaciones, de las dos décadas siguientes al corte del medio siglo XX, se ha logrado pasar a un discurso que ha sido capaz de dar un salto explicativo de la crítica del desarrollo a la crítica de la técnica, el determinismo y el progreso; y de la crítica del capitalismo a la crítica de la modernidad/posmodernidad, las tecnociencias y la complejidad. Lo que se encuentra en el medio de ese salto explicativo (ubicación de la agencia enunciativa desde un “adentro” del desarrollo hacia un “afuera” de la modernidad) es un intervalo de hegemonía neoliberal, que ahora se extiende como interregno de crisis de la dominación neoliberal misma, lo que ha puesto al mundo entero en condición de cataclismo y catástrofe (los macro incendios regionales en varias esquinas del mundo, y la crisis pandémica global, no son sino síntomas escalonados). Hoy, quizás estemos en presencia del inicio histórico del siglo XXI, toda vez que los tiempos climáticos, biodiversos y ecológicos del mundo no parecen resistir la aceleración que acompaña al ansiado crecimiento de las tasas de ganancia económica en el marco de la acumulación mundial propiciada por el neoliberalismo. La tendencia a buscar en el desbocamiento de la temporalidad económica la creación de espacio(s), se vuelca como vector indicativo y orientador, toda vez que los límites físico-materiales, geográficos, pueden precipitarse como el límite definitorio o el bloqueo paralizante de la acumulación misma. De no encontrar alternativas a estos dilemas estamos en el peligro inminente de que la crisis del capitalismo se transmute (y así, perversamente, busque sus soluciones) en crisis de la humanidad. El pensamiento, la teoría social y la filosofía que se hace desde América Latina tiene mucho que aportar a una genuina comprensión de estos aspectos, pero más relevante aún al señalamiento de los rumbos alternativos.