A Dimensión económica en la política cultura nacional:

un enfoque de economía solidaria

Resumen

El artículo busca presentar un análisis de la política nacional de cultura con énfasis en su articulación con el tema de la economía de la cultura y el desarrollo. El texto busca demostrar que la agenda de la cultura en las políticas gubernamentales pasó a ser central cuando comenzó a ser reconocida como un commodity, es decir, en su relación con el mercado, como un producto a comercializar. En esta condición, la política cultural se legitima como un importante instrumento económico e industrial para el desarrollo nacional. Esta dimensión económica de la cultura se puede identificar a partir de los diferentes conceptos y propuestas de organización del sector, como "industrias creativas" o "economía creativa". Tal concepción economicista de la cultura es una apropiación para transformar la cultura en una forma instrumental de generación de riqueza y de esta manera se relegan a un segundo plano valores como la diversidad, el pluralismo y la identidad, pues el énfasis pasa a ser la subordinación de la cultura a la lógica del mercado. capitalista. A partir de 2003, la política cultural también se basa en el desafío de promover la cultura en una concepción más amplia, es decir, un fenómeno social y humano con múltiples significados. La cultura se entiende en su triple dimensión: simbólica, ciudadana y económica. En este contexto, la política de cultura se acerca al debate sobre el desarrollo social sostenible y la economía solidaria. Lo que se aprecia en el análisis de los instrumentos de gestión pública, en los lineamientos del Plan Nacional de Cultura (Ley No. 12.343 / 2010) y en la política nacional Cultura Viva / Pontos de Cultura (Lei Cultura Viva 13.018 / 2014). Ambos conceptos aparecen de manera conflictiva y contradictoria para expresar la dimensión económica de la cultura y su contribución al proceso de desarrollo.