Vol. 10 Núm. 23 (2024): Dossier Formación inicial y permanente de profesores: oportunidades y desafíos en el cotidiano profesional

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PORTADA

“Esperanzar”, Bordado sobre tela y tul, 32 x 40 cm – 2023

 

Bordar es componer gestualidades que expresan, con hilos y tejidos, modos de estar en y con el mundo. Con estos gestos, instauro un tiempo dentro del tiempo de las actividades cotidianas de la docencia para componer otras formas de ejercicios de atención con los objetos y deseos de expresión. Descubrí el bordado en medio de la escritura e investigación de mi tesis doctoral en educación, entre los años 2014 y 2018. En esa investigación, la cartografía escolar era tratada como un problema, y el encuentro con el arte (y el bordado) fue una posibilidad de apertura de los mapas oficiales a la imaginación y otras sensibilidades. En una serie de bordados, por la profanación de las cartografías, la aguja y los hilos perforaron lo estático, lo dado y el modo incuestionable de producción de representaciones espaciales. Al atravesar los hilos por los tejidos, fue posible ver el mundo también por su revés, así como producir cartografías que desterritorializan el orden oficial de los mapas al recorrer territorios fijados por la representación, reterritorializando la vida que insiste en atravesar cartografías estáticas.

Además de estas cuestiones, la investigación de artistas como Leonilson, Bispo do Rosário y Rosana Paulino, quienes utilizan el bordado como soporte en sus obras, fue imprescindible para profundizar las técnicas y también para educar la mirada estética. Esta es, tal vez, la parte más hermosa de la docencia: cuando los caminos de la investigación nos llevan a otros lugares, a coser otras conexiones estéticas y teóricas. En este bordado "Esperanzar" (2023), el encuentro teórico y estético se dio con dos interlocutores: Paulo Freire y Joaquim Torres Garcia. De Paulo Freire tomé palabras del diccionario organizado por Danilo Streck, Euclides Redin y Jaime José Zitkoski, publicado en 2008, que utilizo en mis clases de Didáctica en la UFPR. El libro La Ciudad Sin Nombre, publicado en 1941 por Torres Garcia, fue la inspiración estética para el bordado, así como su otra obra América Invertida, de 1943. En el libro, así como en el mapa, percibí un encuentro con la gestualidad de las manos que el bordado también exige. Torres Garcia, al publicar el libro, se aseguró de mantener la escritura a mano, en lugar de la tipografía, porque creía que esta era demasiado impersonal, presentando así una simbiosis perfecta entre dibujos y escritura.

La creación de este bordado, con palabras y el mapa invertido de Torres Garcia, surgió de un encuentro con otra colega geógrafa y profesora de la Universidad de Buenos Aires, Claudia Pedone. Juntas reflexionamos sobre la escritura de mis bordados cartográficos para la sección "Geografía y Arte" de la Revista Punto Sur (2023). La idea era presentar, a través de la escritura, las conexiones entre algunos bordados y su investigación sobre mujeres migrantes en América del Sur. En ese momento, Claudia estaba preocupada por los rumbos que podrían tomar las elecciones para el pueblo argentino. Entre conversaciones telefónicas e intercambios de audios, llegamos a Paulo Freire y a la palabra-verbo creada por él: "Esperançar." Para Freire, “esperançar es levantarse, esperançar es ir hacia adelante, esperanzar es construir, esperanzar es no desistir”. A medida que lo inevitable se consumaba, presentar esta palabra y bordarla en la tela junto a otras palabras tan significativas fue una forma de manifestar nuestro cuidado en hilos. Conversamos principalmente sobre los sentidos de la palabra "esperançar," que, sin una traducción específica, nos acercó a construir un sentido entre dos lenguas: Esperanzar.

Estas sutilezas artesanas hechas a mano componen las cualidades expresivas o materiales de expresión de la imagen-bordado. Estos materiales de expresión quizás anteceden la propia composición del trabajo. Se incita una gestualidad para este escribir-hacer a mano que pasa por la elección de la disposición del diseño, los tipos de texturas de las telas, los colores y grosores de los hilos, el lugar de la casa para acomodarse y comenzar el bordado... Gestualidades que pasan por las manos, por la sutileza de tomar los hilos y hacerlos pasar por la tela de manera firme, los volúmenes y texturas que este atravesar de hilos confiere a la tela. En este escribir-hacer se organiza otro tiempo que no cabe en el Lattes, en los programas de trabajo de la universidad, o en los tiempos de las clases. Son antes, hilos errantes frente a la docencia homogenizadora. Perforar lo dado para ir al encuentro de otras fuerzas. Atravesar las tramas del tejido, proponer a los espacios lisos de la cartografía oficial volúmenes, texturas, colores y deseos de expresión. Continuar con la propuesta de ejercicios de atención a los posibles universos de investigación que el bordado abre en la educación y la educación geográfica, en la preparación para la docencia y en la construcción de procedimientos inventivos para uno mismo, donde aprender es el propio proceso provocador de desplazamientos.

 

Karina Rousseng Dal Pont

Professora del Departamento de Teoría y Práctica de la Enseñanza en la Universidade Federal do Paraná (UFPR)

@kadalpont

Publicado: 2024-04-30

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